El oficio de lo Sagrado
Historia del teatro en Grecia I
Hace poco tuve la grata invitación a dar una conferencia a un grupo de jóvenes estudiantes de ingeniería. Durante la charla surgió la inquietud por parte de ellos, de cómo se desarrolló el teatro en Grecia y su vínculo con lo sagrado. Es por ello que en esta ocasión, Ecos del Pasado, abre un espacio para exponer algunos puntos de aquel oficio más antiguo del mundo, según el director escénico Víctor Terán Silis, pues hasta las prostitutas requerían actuar para ejercer su profesión.
Para abrir boca, cuando se habla de lo “Sagrado” suele confundirse con lo intocable; si bien es cierto de algún modo, también es importante recordar el origen del vocablo proveniente del indoeuropeo sacer, es decir, apartado. Según Rudolf Otto, para que algo sea sagrado, o sea, apartado del resto del mundo, aquel objeto, persona o actividad debe ser una revelación de lo divino, dicho de otro modo, debe ser una hierofanía. Por medio de lo sagrado el hombre conoce y se le revela el designio de los dioses, Dios y asociados.
El otro término competente a revisar es lo referente al vocablo “Oficio”, proveniente del latín opus, obra, y facere, hacer. Sin embargo existe un pequeño detalle aquí, pues si referimos al origen latino del vocablo, no entraría en materia de un elemento como el teatro, de origen 100% helénico. Pues bien aquí es donde comenzamos nuestro tema, propiamente dicho.
Durante la Grecia Clásica, surge el término techné, es decir habilidad. Son las Nueve Musas quienes otorgan este don al ser humano, siendo así que la técnica se transforma en una hierofanía, de este modo, aquel mortal capaz de ejercer algo con técnica, es alguien sagrado, apartado, donde los dioses derraman su voluntad para dar fe de su supremacía divina. Así pues observamos como la lírica, la poética, la historia, la astronomía y la épica, son atributos que las Musas dispensan a los humanos. Pero también están la Tragedia y la Comedia como elementos supremos de la techné de los dioses.
Si retomamos los postulados de Nietzsche sobre la tragedia griega, encontraremos que el teatro, propiamente, está ligado al inicio del culto dionisíaco. Por una parte, el culto al dios del vino, dio el origen a los primeros dramas (acciones escénicas) dentro de sus ritos, hacia el siglo V a. C.; no obstante, se debe observar la presencia de las Musas y el dios Apolo (de quien ya
hablamos con antelación en esta sección), pues Dionisio da la pasión histriónica que todo actor requiere, pero Apolo y su cortejo dan la forma, el estilo, los cánones rígidos que todo acto escénico debe cumplir.
Lo expuesto anteriormente, nos permite acercarnos al teatro como un elemento sagrado. Pues aunado a los inicios de las primeras representaciones escénicas, surge un nuevo concepto dentro de la cultura helénica, desconocido anteriormente, incluso Homero fue ajeno a ello; estamos hablando de la soteriología religiosa, es decir, la salvación del alma. Antes del siglo V a. C., la idea de la muerte y la transmigración de las almas, en la mitología griega, se reducía a un simple existir, similar a las acciones realizadas en vida, así pues, si uno era un triste campesino, al morir el alma iría al Hades a seguir siendo un campesino, añorando las veleidades de la vida. Con la entrada del concepto soteriológico, la idea de vida, incluso la forma de entenderla, cambió radicalmente. Así pues, vemos surgir los Misterios Eleusinos, consagrados a la diosa Deméter o Ceres, y los cultos ófricos consagrados a Dionisio o Baco. Estos cultos incluyeron una nueva forma de comprender a los dioses, pues en sus dogmas vemos la presencia de este elemento novedoso del dios que se humaniza, muere en su condición semejante al hombre, para resucitar transformado en divinidad plena, venciendo aquello que tanto tememos la raza humana: nuestra mortalidad. Este acto piadoso, por parte de los dioses, trajo a los helenos una nueva esperanza de salvación, donde la vida postmortem se vuelve un paso más para reunirse con lo sagrado, en donde el bueno recibirá loas, mientras el malvado será arrojado al Tártaro Ardiente para expiar sus culpas.
De este modo, el teatro en Grecia, fue más que un elemento lúdico. En aquella época, ser actor, significaba participar del drama universal, formando parte esencial en el rito cosmogónico donde las almas sufren para salvarse y los dioses revelan su voluntad. En próximas ediciones de Ecos del Pasado, revisaremos los elementos que la Tragedia y la Comedia, como géneros dramáticos, aportaron a este elemento original, del cual gozamos hoy en día. Les deseamos un excelente cierre de semana y los invitamos a participar con comentarios, sugerencias y dudas respecto a éste y demás artículos. Que los dioses iluminen su andar.