Desde la antigüedad, hasta aproximadamente los años noventa del siglo XX, indígenas de Nayarit veneraron a un niño hecho Dios, que representaba la llegada del invierno y el descanso de la tierra para las siembras, afirmó el antropólogo, Francisco Samaniega.
El investigador, adscrito al Centro INAH Nayarit, explicó que se ha notado el patrón de cambio de la celebración de las fiestas de Navidad en Nayarit, relacionado con que la figura central era un dios niño, y ahora se celebra a Santa Claus o San Nicolás, a partir de los años noventa.
Estos cambios, dijo en entrevista, tienen que ver con la migración, las nuevas vías de comunicación y la construcción de la presa de Aguamilpa, que trajo a mucha gente de otros estados a Nayarit.
Esta celebración indígena se daba, en razón de la idea de la renovación de la vida y celebrar al dador de los dones.
Estas actividades las denotaron los primeros misioneros franciscanos que llegan a la sierra alta del estado, en el siglo XVI y refierieron “que la población tenía por principal culto a un dios niño llamado Pilcintil y que la mayoría de los templos indígenas importantes de la entidad estaban dedicados a él”.
Samaniega expuso que esta práctica era herencia de los primeros grupos nahuas en la región, posiblemente del siglo VIII o IX, que se sabe, profesaban una antigua religión astronómica mesoamericana, en la cual, el lucero de la mañana, el planeta Venus es la primera estrella que se ve al amanecer, venerada como dadora del día y de los bienes de la vida.
En el siglo XVI, cuando llegan los españoles a Nayarit, era la figura central del culto local, aunque aún ahora, los coras y huicholes la festejan en Navidad, en el caso de los coras, es la celebración del nacimiento del rey Nayarit.
El dios niño nacía en el solsticio de invierno y daba a conocer que había iniciado el periodo de las secas del año, durante seis meses, y otros seis meses de lluvias, así lo conocían los aztecas, toltecas y teotihuacanos, antepasados a los coras y huicholes.
La veneración navideña sucedía, reveló el antropólogo, cuando salía el lucero de la mañana, aunque previo, se elaboraba un altar dirigido al rumbo oriente de los templos, donde se colocaba en las partes altas de los cerros, a un niño, de barro o piedra, algo como los nacimientos judeocristianos.
Las familias mestizas, alrededor del siglo XVIII veneraban también el culto al niño dios católico y era quien traía regalos a los niños después de la cena.
Sin embargo esta práctica se fue modificando y ahora Santa Claus es quien arriba a Nayarit con regalos, adquiridos en los principales centros comerciales.
Tepic, 25 Dic. (Notimex).