La Asamblea Nacional Popular de China, el principal órgano legislativo del país, aprobó formalmente este sábado la resolución que relaja la política del hijo único, según lo informó la agencia de noticias estatal Xinhua.
La reforma legal permite a las parejas tener un segundo niño si uno de los padres es hijo único.
Los cambios en la política se dieron a conocer tras una reunión de altos funcionarios del Partido Comunista en noviembre.
Aunque las reformas ya se han probado en algunas partes del país, aún se necesitaba la autorización legislativa formal para ponerlas en práctica.
«Hombres sobrantes»
China introdujo su política de un solo hijo a finales de la década de 1970 para frenar el crecimiento rápido de la población.
Corresponsales explicaron que la norma se volvió cada vez más impopular y que los líderes ahora temen que el envejecimiento de la población reduzca la mano de obra y exacerbe los problemas para el cuidado de ancianos.
En 2050, más de un cuarto de la población tendrá más de 65 años.
La política del hijo único ha sido aplicada de manera estricta, a pesar de que ya existían algunas excepciones que incluían a las minorías étnicas, por ejemplo.
La tradicional preferencia por los niños varones ha creado un desequilibrio entre los géneros, pues algunas parejas han optado por abortos selectivos dependiendo del sexo.
A finales de esta década, dicen los demógrafos, China tendrá 24 millones de «hombres sobrantes» que, a causa del desequilibrio de género en China, no serán capaces de encontrar una esposa.
Campos de trabajo
Este sábado también se aprobó la abolición de los campos de trabajo, una medida que pone fin al controversial sistema de castigo que ha sido criticado por abusos contra los derechos humanos.
Medios estatales dijeron que el desarrollo del sistema legal de China había hecho que los campamentos se volvieran «superfluos» y dejaran de cumplir su «misión histórica».
Los líderes chinos habían anunciado anteriormente que querían reformar el sistema.
La red, que fue creada en la década de 1950 y estaba basada en el Gulag soviético, permitió que la policía china enviara gente a la cárcel por un período de hasta cuatro años sin juicio.
Una sentencia al campo de trabajo era casi imposible de apelar.
China contaba con 260 campos de trabajo con 160.000 reclusos a comienzos de este año, de acuerdo con cifras del Ministerio de Justicia y la organización Human Rights Watch.
La mayoría de los detenidos fueron arrestados por delitos de drogas: por la compra o la venta de pequeñas cantidades de narcóticos ilegales.
Se espera que algunos de los campos de trabajo sean transformados en centros de rehabilitación de adictos.