Año nuevo: exito, cambios, ejercicio, propositos, comer bien, logros
Cuando las doce campanadas marcan el inicio de un nuevo ciclo, tenemos muchas ganas de cumplir todos los propósitos de nuestra lista. Pero al terminar el año, resulta que no cumplimos ni con la mitad, pues sólo abandonamos por un rato nuestras costumbres de siempre. Este año, nuestro propósito es que los cumplas: te decimos cómo hacer tu lista de objetivos para que tengas un año exitoso.
Solemos centrarnos en cambios efímeros, como hacer ejercicio y comer bien para perder algunos kilos. Sin embargo, cuando por fin alcanzamos la meta, nos relajamos tanto que los viejos hábitos se apoderan de nosotros… recuperamos el peso perdido y terminamos el año hasta con más kilos que al principio.
Pero si en lugar de obsesionarnos con perder peso, nos concentráramos en mejorar nuestros hábitos alimenticios para sentirnos mejor, verdaderamente podríamos mejorar nuestro estilo de vida. Perderíamos peso sin el riesgo del rebote, pues el cambio en nuestros hábitos no sería de aquí a la boda, graduación o vacaciones a la playa que tenemos en la mira: sería un cambio permanente.
Un cambio efímero se concentra en una sola meta que tiene fecha de caducidad. Al conseguirla, muchos abandonamos el proceso de cambio. Por el contrario, un cambio sostenido posee una arquitectura que transforma nuestro estilo de vida de la persona. Desarrolla nuevos hábitos y no acciones positivas aisladas.
Prologa durante todo el año esas ganas de cambiar que sentiste mientras sonaban las campanadas y comías las uvas. ¡Sigue leyendo! te ayudamos a conseguirlo con las doce campanadas del cambio.
Una: Haz un cambio a la vez. Por lo regular nos planteamos un propósito por cada campanada de año nuevo. Así, nuestra lista acaba siendo muy ambiciosa y a veces imposible de alcanzar. Sé objetivo y depura tu lista para que sea más manejable. Pero no intentes cumplir todos de una vez: concentra tu energía en lograr un solo cambio de manera perdurable. Cuando lo hayas conquistado, trata de alcanzar el siguiente.
Dos: Mantén la esperanza. El cambio sostenido ocurre cuando tenemos la firme convicción de que es posible. Observa a quien ya logró cambiar. El testimonio de esa persona te dará la certeza de que el cambio es posible y te motivará a seguir.
Tres: Conserva algo que te sea familiar. Respondemos mejor cuando acompañamos el cambio con aspectos que nos son familiares: personas, lugares, la música que nos gusta, etcétera. Esto ayuda a que lo nuevo se inserte en nuestros patrones habituales de conducta con menos esfuerzo. Acompáñate de algo que te resulte conocido y responderás mejor a la nueva rutina.
Cuatro: Obtén evidencias. El cambio debe de dar muestras de que está ocurriendo. Por eso es importante que establecezcas parámetros medibles y constantes que te sirvan de referencia para observar avances. ¡Lleva un registro de tus progresos!
Cinco: Aprende del experto. Investiga con quienes hayan logrado aquello que te propones. Pregúntale a esa persona cómo lo logro, qué dificultades enfrentó, y obtén de ella consejos para alcanzar la meta.
Seis: Busca una comunidad. El cambio se conquista más fácilmente cuando se integra a una comunidad que ejerce ese nuevo hábito que te ayudará a conseguir tus propósitos. Una comunidad siempre apoya a cada uno de sus integrantes, los alienta a seguir adelante y a no desistir.
Siete: Usa el poder de la elección. Cuando podemos escoger algunos elementos del nuevo hábito, respondemos mejor al cambio. El objetivo es que no parezca una obligación, si no una situación en la que puedes decidir qué hacer y cómo: escoge un lugar para ejercitarte que te guste, la hora en que más te conviene hacerlo, por ejemplo.
Ocho: Haz que te guste. Conquistar el cambio implica desarrollar una estrategia para que le tomes gusto a aquello que te cuesta trabajo. Por eso debe ser un proceso paulatino, que te permita tomar resposos para aprender a disfrutar tu nuevo hábito. Recuerda que todo esfuerzo excesivo y prolongado está condenado al agotamiento.
Nueve: Programa las excepciones. Una forma de motivar la voluntad es otorgándote pequeños permisos o excepciones. Claro que éstas deberán de ser esporádicas, planeadas, y sólo deben ocurrir en aquellos casos que merezca la pena faltar al buen hábito (como darte permiso de cenar un postre delicioso por tu cumpleaños).
Diez: Diseña un plan para las recaídas. Si fallas, no lo tomes como algo definitivo. Comprende que tienes derecho a fallar, ¡y que tienes la posibilidad de retomar el buen camino siempre!
Once: Ahorita no, pero después sí. Los extremos no son sanos: decir que NUNCA volverás a comer aquello que tanto te gusta o que SIEMPRE te levantarás temprano a correr no es la mejor decisión… porque en algún momento te darán ganas de faltar a tu propósito. Cuando esto suceda, piensa que en ese momento no es factible pero en el futuro habrá oportunidad de hacerlo.
Doce: Sé consciente. Rodéate de estímulos que te hagan ver la diferencia entre tu estado ideal y tu estado actual. Así podrás monitorear tus avances o tus retrocesos. Si ves que vas por buen camino, sigue adelante, pero si detectas una falla, es importante corregirla.
Ahora sí no hay pretexto para que pase otro año lleno de cambios efímeros. ¡Prepárate para disfrutar y vivir un año lleno de logros!
Fuente: HCHU