Las vértebras de un hadrosaurio en Coahuila, el arte rupestre en Nayarit, un buque que naufragó en las costas de Yucatán y restos prehispánicos localizados en Veracruz y la Ciudad de México, son algunos de los hallazgos que enriquecieron en 2013 los vestigios que hoy son patrimonio cultural de México.
De los descubrimientos paleontológicos y arqueológicos destaca el hallazgo de la ciudad prehispánica de Chactún, en Campeche, la cual comprende tres complejos monumentales, con numerosas estructuras de tipo piramidal, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El grupo de expertos del INAH, que también ubicó dos juegos de pelota, patios, plazas, monumentos esculpidos y áreas habitación, así como 19 estelas mayas, deduce que el lugar pudo ser el centro rector de una vasta región de entre los años 600 y 900 d.C.
Al sur de Mexicali, Baja California, se encontraron ocho sitios arqueológicos, con una antigüedad de 400 a siete mil años, vinculados con la cultura cucapá, una de las cuatro etnias yumanas.
En el mismo estado se hallaron 109 sitios arqueológicos, con una antigüedad de tres mil a mil 700 y mil 200 años, de los cuales 104 son de tipo concheros y campamentos estacionales, y los otros cinco se ubican en los valles intermontaños, uno de ellos con presencia de pinturas rupestres.
Igualmente, sobresale el descubrimiento de la escultura más grande de Huehuetéotl, dios viejo o del fuego, en la cúspide de la Pirámide del Sol, en Teotihuacan, dos estelas completas de piedra verde y un fragmento de otra; piezas que probablemente decoraron el templo.
El área paleontológica se enriqueció con los hallazgos de 50 vértebras completas de la única cola articulada de dinosaurio que se ha encontrado hasta el momento en México, específicamente, en General Cepeda, Coahuila. Pertenece a un hadrosaurio o pico de pato con cresta, de 75 millones de años.
En el sitio conocido como “Cantil de las ánimas”, en Tepic, Nayarit, se halló un panel de petrograbados con representaciones de fertilidad y cráneos; sus iconografía se relaciona con la tradición pictórica de los grupos del complejo cultural Aztlán.
Cerca de Yucatán, especialistas de Arqueología Subacuática encontraron los restos del buque británico “HMS Forth”, que se hundió en 1949, y de 14 naufragios más de los siglos XIX y XX.
En la Ciudad de México, en el área de Coyoacán, se localizó una plataforma mexica de un solo nivel, una ofrenda prehispánica, vestigios de arquitectura virreinal y pertrechos utilizados durante la Invasión Norteamericana en 1847.
Frente al Templo Mayor de Tenochtitlan, en el predio de Mayorazgo de Nava Chávez, se descubrieron restos de siete aves espátula rosada en las ofrendas 99, 101, 104, 120, 128 y 141; la especie se relacionaba con soberanos difuntos y tenía connotaciones solares.
Otros objetos que se encontraron en el lugar fueron 28 cuchillos de pedernal ataviados como guerreros, una vasija en forma de Tláloc y 800 conchas y caracoles.
Por otra parte, en el Centro Histórico se localizaron tres entierros, ofrendas y restos de pisos que tienen una antigüedad de más de 500 años, así como restos de canales de los siglos XVIII al XX y fragmentos coloniales.
Algunos descubrimientos se realizaron con ayuda de herramientas tecnológicas, como el robot Tláloc II-TC, el cual ingresó al último tramo del túnel ubicado bajo el Templo de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacan, donde se detectó la existencia de por lo menos tres cámaras funerarias.
En las dos cámaras laterales se localizó parte de los muros de adobe, una ofrenda atípica compuesta de menos de un centenar de esferas metálicas, con núcleo de arcilla con materia orgánica, colocadas hace mil 800 años.
Luego de observar, con base en valores de orientación y del paso cenital del Sol por El Castillo, en Chichén Itzá, se confirmó que la estructura es un marcador astronómico y centro de un cosmograma, cuyos cuatro puntos cardinales se alinean con los cenotes sagrados: Hotún, Xtoloc y Kanjuyum.
Cerca de Chichen Itzá, en Xtojil, se recuperó una decena de entierros, junto con 30 piezas de cerámica, la mayoría colocados dentro de cistas, probablemente de entre los años 600 y 800 d.C.
En Palenque, en el Templo de las Inscripciones, se detectaron dos cavidades en la parte frontal del edificio y se corroboró que la cripta de Pakal II no descansa sobre la roca original, lo cual apunta a que la cámara fúnebre no fue el punto de partida para erigir la estructura.
Otro grupo de especialistas encontraron en el Convento de Santiago Apóstol, en Ocuituco, Morelos, 14 osamentas de los siglos XVI al XVIII, entre las que destaca un enterramiento infantil, en el cual convergen las tradiciones funerarias virreinal y prehispánica.
En el atrio de la Catedral de San José, en Tula, Hidalgo, se registraron vestigios arquitectónicos de la primera mitad del siglo XVI y restos de construcciones con rasgos toltecas, cuya antigüedad va de los 500 a los mil años.
México, 2 Ene. (Notimex).