México, uno de los países con mayor índice de sobrepeso y obesidad en el mundo, no tiene suficientes nutricionistas para atender a las 60 millones de personas que sufren este padecimiento.

De acuerdo con el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el país existe un promedio de 2,4 especialistas en nutrición por cada mil habitantes, un número bajo para la dimensión de la epidemia, advierten especialistas.

Pero es sólo una parte del problema, pues muchos nutricionistas no están en el sitio donde su trabajo es más útil, dice Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

“Paradójicamente tenemos un buen número de profesionales, pero hay poca presencia en las instituciones públicas de salud, donde deberían estar abocados”, explica.

Así, la mayoría de los nutricionistas son reclutados por hospitales o farmacias privadas, lo cual genera dos problemas adicionales, precisa.

Primero, la mayoría de quienes padecen sobrepeso y obesidad son personas en situación de pobreza o con bajos ingresos.

Y, segundo, en muchos casos los especialistas se dedican fundamentalmente a promover productos medicinales o dietas alimenticias patrocinadas por sus empleadores.

Obesidad y desnutrición

“Paradójicamente tenemos un buen número de profesionales pero hay poca presencia en las instituciones públicas de salud, donde deberían estar avocados” – Abelardo Ávila Curiel, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 71,3% de los adultos mexicanos tienen sobrepeso y obesidad, al igual que la tercera parte de niños y adolescentes.

Después de Estados Unidos, México ocupa el segundo lugar con este problema entre los miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Pero hay más, advierte el investigador Ávila Curiel. El país enfrenta la paradoja de que tiene desnutrición infantil en algunas zonas rurales, y al mismo tiempo hay un índice elevado de sobrepeso entre niños que superan este problema.

Es grave, insiste, porque el daño de la obesidad en estos menores es “siete veces más alto” al que causa la desnutrición en los primeros años de vida.

Para atender el problema parte de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control de Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes establece una campaña que promueve actividades físicas, alimentación saludable y visitar al médico.

Algo que difícilmente combatirá la epidemia de obesidad, asegura el investigador del Instituto de Nutrición.

“Lo que se trata es que antes de llegar a la consulta médica haya acciones preventivas, y en eso hay todo un campo donde el nutricionista tiene un papel central”, subraya.

Décadas de calorías

Hasta hace 40 años el sobrepeso y la obesidad no eran un problema de salud pública en México, según ha reconocido la Secretaría de Salud.

Puesto callejero de tacos en MéxicoEl problema de muchos mexicanos es la mala calidad de su nutrición, dicen especialistas

Sin embargo, a partir de aquel momento empezó a cambiar paulatinamente la dieta de los mexicanos, que empezaron a incorporar alimentos con alto contenido de azúcares y calorías.

El precio de estos productos también bajó, al tiempo que se promovió un estilo de vida más sedentario, con menos actividad física a la que se tuvo durante décadas.

A esta mezcla se suma una predisposición genética en los mexicanos para metabolizar de manera distinta las grasas y azúcares. Resultado: la epidemia de sobrepeso y obesidad que ahora se vive.

En esta ruta los nutricionistas tuvieron un papel marginal, reconocen especialistas y universidades, especialmente porque el sector público de salud los considera empleados técnicos de bajo perfil administrativo y con poco salario.

Así, el camino para combatir el problema es aún más difícil, insiste el investigador Ávila Curiel, sobre todo porque hasta ahora no se ha logrado revertir el ambiente obesogénico que hay en el país.

Desde hace varios años, por ejemplo, organizaciones civiles demandaron que se establecieran impuestos especiales a los refrescos y bebidas azucaradas, algo que apenas este año se consiguió.

Sin embargo, los fabricantes de estos productos y algunos especialistas creen que la medida llega tarde, pues los mexicanos se encuentran en los primeros lugares mundiales en el consumo de estas bebidas. Y esto difícilmente se revertirá en el corto plazo.

(BBC)