Una lancha de la guardia costera que patrulla por la Bahía de San Francisco, en California, se aproxima a las aguas situadas bajo el puente Golden Gate. Esta vez no llevan sus uniformes habituales sino que van vestidos con trajes protectores blancos, como los que utiliza la policía cuando investiga la escena de un crimen.
Se trata de una operación de rutina. Van a recuperar el cuerpo de la última persona que decidió quitarse la vida saltando desde el que probablemente es el puente más famoso del mundo.
El puente Golden Gate
Los orígenes del Golden Gate se remontan a la década posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando el tráfico rodado en San Francisco se multiplicó por siete, lo que hizo que los transbordadores que cruzaban la bahía transportando los automóviles no dieran abasto.
Esta escena lleva décadas repitiéndose.
Desde que el Golden Gate se inauguró hace 76 años se calcula que alrededor de 1.500 personas se han suicidado precipitándose desde esta icónica estructura. Esa cifra no incluye a los que lograron su cometido sin ser vistos o cuyos cuerpos acabaron en las profundidades del océano.
Unas 30 personas al año se suicidan en este lugar y decenas más lo intentan. Tan sólo el pasado agosto se registraron diez muertes, lo que, según la prensa local, supone el récord absoluto en un solo mes desde que el puente entró en funcionamiento el 27 de mayo de 1937.
Estas cifras no sólo convierten al Golden Gate en uno de los puentes más usados en el mundo para suicidarse, sino que han hecho que desde hace años exista un movimiento en el que se han involucrado tanto los familiares de los fallecidos como especialistas en salud mental que busca presionar a las autoridades para que instalen una barrera que evite que la gente siga saltando.
A lo largo de las décadas se han presentado diferentes proyectos para colocar un sistema de protección que disuada a los suicidas, que ahora tan sólo han superar una barandilla de apenas 1,20 metros de altura. Por el momento ninguno ha llegado a buen puerto, aunque hay esperanzas de que las cosas cambien este año que empieza.
Barrera efectiva
Muchos de los que saltan desde el puente mueren de forma instantánea, aunque algunos quedan inconscientes y acaban falleciendo ahogados.
Otros quedan graves heridas en la cabeza y el torso. El 2% sobrevivive y muchos sufren las secuelas de la caída el resto de su vida.
Aunque existe la creencia extendida de que incluso si se instalara una barrera protectora en el puente, los suicidas encontrarían otra manera de morir, los estudios sobre este asunto apuntan a lo contrario.
En 1978 la Universidad de California-Berkeley realizó una investigación en la que se examinaron los casos de 515 personas que entre 1937 y 1971 intentaron sin éxito saltar desde el Golden Gate.
Cuando se llevó a cabo el estudio, el 94% de ellas seguían vivas o habían muerto por causas naturales. Estas cifras coinciden con las de otros estudios que indican que más de un 90% de las personas que sobreviven a un intento de suicidio no vuelven a intentarlo.
El perfil de los suicidas
Los doctores Mel Baulstein y Anne Fleming analizaron datos de Oficina Forense del Condado de Marin sobre los suicidios que se registraron en el Golden Gate entre 1995 y 2005.
En ese periodo de tiempo se recuperaron 225 cuerpos. La mayoría eran hombres (74%) de raza blanca (82%). Sus edades iban de los 14 a los 85 años, siendo la edad media 40 años.
El 55% del total nunca habían contraído matrimonio, el 23% eran divorciados y el 21% estaban casados.
Entre 2005 y 2008 Mel Baulstein entrevistó a 63 personas que habían amenazado con saltar desde el puente, de las que 49 eran hombres con una edad media de 38 años.
Las principales razones que dieron para elegir el Golden Gate fueron, por este orden, accesibilidad, romanticismo, método indoloro y otros motivos.
«Numerosas investigaciones señalan que las barreras contra los suicidios funcionan, reduciendo el número de muertes que se producen en estructuras como el Golden Gate», explicó el psicólogo estadounidense John Grohol.
«En muchas ocasiones, quienes se quieren tirar desde un puente no buscan un método alternativo para quitarse la vida, así que si, por ejemplo, hay instalada una red protectora, en muchos casos desistirán de sus intenciones», señaló el experto.
Según Grohol, «el Golden Gate es todo un ícono entre los suicidas».
«No es lo mismo saltar desde el puente de una autopista que hacerlo desde uno de los puentes más famosos del mundo», asegura.
«Gracias a internet ahora sabemos que el Golden Gate está en la mente de muchos suicidas. Existen comunidades en la red en las que gente que quiere suicidarse intercambia ideas y muchos mencionan al Golden Gate».
«Muchas veces los que elijen lugares como el Golden Gate para suicidarse tienen la esperanza de que alguien los convencerá de que no lo hagan. Cada año los trabajadores del puente y los agentes que lo patrullan, así como los peatones y conductores que pasan por él, evitan cerca del 70% de los suicidios. Tan sólo en 2011 rescataron a 100 personas», explica Grohol.
«Con la barrera protectora se salvaría la vida de ese 30% que sí salta», concluye el experto.
¿Una cuestión estética?
Las primeras propuestas para instalar una barrera en el Golden Gate datan los años 50.
A lo largo de las décadas el consejo de administración de la autoridad responsable del puente -el Golden Gate Bridge, Highway and Transportation District– se ha negado aprobar los planes presentados, principalmente por razones estéticas.
El Golden Gate es un ícono de la arquitectura Art Deco elegible para el Registro Nacional de Monumentos de Estados Unidos, por lo que consideran que la instalación de una barrera no sólo impediría que los que pasean por él disfruten de las impresionantes vistas que ofrece sobre la bahía de San Francisco y el océano Pacífico, sino que también arruinaría su aspecto.
En 2008, en una decisión histórica, el consejo de administración del Golden Gate District dio luz verde a un proyecto valorado en US$45 millones que consiste en una red flexible que se situaría unos metros por debajo de la calzada del puente, lo que evitaría que la estética de la infraestructura se viera alterada. El problema es que no se asignaron los fondos necesarios para instalar la red.
Pese al poco interés de las autoridades y a las dificultades de financiación, grupos como The Bridge Rail Foundation -entre cuyos miembros hay muchos familiares de personas que se han suicidado en el puente- no han dejado de presionar para que se haga algo.
Su causa recibió un espaldarazo en 2012, cuando el presidente de EE.UU., Barack Obama, firmó una ley de transporte que permite la asignación de fondos federales para el proyecto de la red protectora.
En las próximas semanas debería estar listo el proyecto definitivo del diseño de la red, en el que se han invertido US$5 millones.
Una malla flexible
Según se ha explicado en la prensa local, se trataría de una malla de acero inoxidable que se instalaría unos 8 metros por debajo de la calzada del puente y que, en caso de que alguien saltara, se hundiría lo suficiente como para evitar que la persona pudiera salir de ella.
La autoridades contarían con un camión con un brazo extensible para sacar a los suicidas de la red, aunque se cree que este no no llegaría a utilizarse ya que la propia red les disuadiría de que saltaran.
«Cuando nos presenten en unas semanas el diseño definitivo de la red empezaremos a estudiar cómo podemos conseguir la financiación para el proyecto», explicó Mary Currie, portavoz del organismo responsable del Golden Gate.
«No tenemos todavía el presupuesto para financiar el sistema, que se ha calculado en unos US$66 millones. Eso es lo que costaría instalar la red en los lados este y oeste del puente», señaló Currie.
«Tras las modificaciones legislativas realizadas en 2012 la red podría ser financiada con fondos federales, pero nadie nos asegura que vayamos a recibir ese dinero. Se están llevando a cabo negociaciones a nivel regional, estatal y federal. Sin duda va a hacer falta voluntad política para que el proyecto vea la luz», apuntó la portavoz.
Mientras continúan las negociaciones para la instalación de una barrera disuasoria, la labor de los agentes que patrullan el puente y del público en general va a seguir siendo fundamental para salvar la vida de aquellos que han perdido toda esperanza.