Neumáticos incendiados, columnas de humo saliendo de las ventanas del edificio del Banco Barclays en Madrid, furgonetas volando por la deflagración de un potente explosivo en la plaza de Colón… No son las imágenes de un atentado, sino las fotos subversivas del artista Manuel Rufo, un proyecto que nació como ajuste de cuentas y se fraguó con un objetivo: quemar y destruir (simbólicamente, se entiende) algunas sedes de los 20 mayores bancos del mundo.
A partir de entonces, Rufo se dedicó a buscar fotos o hacerlas directamente de las sedes de los mayores bancos del mundo: “No quería que fuera local –explica-; el sistema es igual de injusto en todo el mundo: desahucios, embargos, ayudas públicas injustificables a la banca”. Mediante un fino trabajo de Photoshop, Rufo convirtió aquellos pulcros edificios en escenarios de catástrofes, con reminiscencias de ‘El coloso en llamas’ al 11-S, pasando por la guerra de Siria. Había nacido la serie Justicia Digital, que puede visitarse –y comprarse a partir de 24€, por un empeño personal del artista en hacer la obra accesible a todo el mundo- en VirtualGallery.
“De momento he “destruido” doce de los veinte bancos que me propuse. Ahora mismo no sé si continuaré con la serie”, explica el artista, que se define como “apropicionista”.
¿Son tus fotomontajes una incitación a la violencia? “En absoluto. Se trata de una conversación visual, una metáfora en contra del sistema. Yo no quiero quemar a ningún banquero ni a ningún trabajador del banco. Las fotos alteradas de las sedes pretenden entroncar con una tradición crítica del fotomontaje que, por ejemplo, luchó contra el fascismo en Europa”.
Tal vez por azar o porque la rabia contra los bancos se palpa en el aire, la obra de Rufo coincidió en el tiempo con la de Alexander Schaefer, un artista norteamericano que saltó a la fama por sus cuadros de oficinas bancarias en llamas. En todas partes queman habas. Schaefer ha sido arrestado varias veces por pintar sus óleos flamígeros en la calle, algo que, de momento, no le ha sucedido a Rufo:
“Me da igual que me investiguen por lo que quieran, no tengo nada que ocultar. Mi trabajo surge como una manifestación de mi derecho a la libre expresión y creo que esto no supone ningún delito, o al menos eso espero, de hecho estas obras ya han estado expuestas en diferentes galerías y de momento, no ha surgido ningún contratiempo de carácter policial”.
En un acto de fe a prueba bombas, Rufo se presentó con su colección incendiaria a solicitar una beca de laFundación Botín, cuya emblemática sede en Valladolid arde en uno de los fotomontajes. No hubo suerte.
Página web de Manuel Rufo. Galería de la serie Justicia Digital en VirtualGallery.
Fuente: YRKB