La fatiga extrema, aún sin fiebre, es el síntoma más representativo de la mononucleosis infecciosa, popularmente conocida como ‘enfermedad del beso’, cuya transmisión es a través de secreciones de garganta, nariz y boca, señaló el experto Alberto Villaseñor.
El investigador adscrito al Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, afirmó que se trata de una infección causada por el virus Epstein-Barr.
Añadió que además de la fatiga extrema, el paciente tiene crecimiento de ganglios (sobre todo los ubicados por debajo de la mandíbula) y las amígdalas se inflaman a grado tal que parecen besarse, de ahí su nombre coloquial.
En este punto, refirió que de hecho, en inglés la mononucleosis es conocida como kissing tonsils, es decir, anginas que se besan, de ahí que en algún momento, este nombre se generalizó como ‘enfermedad del beso’, la cual definitivamente puede transmitirse al realizar la acción de besarse con una persona que tenga el virus activo.
En cuanto a otros datos clínicos de ese padecimiento, dijo que en casos muy esporádicos, quien la desarrolla puede presentar crecimiento del hígado y del bazo, siendo esto potencialmente mortal, por el riesgo incrementado a que este último órgano pueda estallar, debido a su inflamación.
‘Al ser un importante depurador de bacterias encapsuladas, quien se queda sin bazo es presa fácil de infecciones generalizadas o sepsis, conocidas por su alta letalidad’, advirtió el especialista.
Precisó que el virus de Epstein-Barr, precursor de esta infección, suele alojarse en faringe y amígdalas, es muy fácil que se confunda con una faringoamigdalitis por estreptococo, máxime cuando además algunos datos clínicos de ambas coinciden, como la formación de membranas y pus en las amígdalas.
Otro punto a considerar respecto a esta afección es su periodo de incubación, esto es, el tiempo transcurrido entre el establecimiento de contacto con el virus y la aparición de la infección, el cual suele ser muy prolongado, de uno a dos meses.
‘Esto dificulta hacer una pesquisa epidemiológica, de ahí que no en pocos casos, el diagnóstico sea de faringo-amigdalitis estreptocócica (sobre todo cuando hasta en 30 por ciento de los casos hay presencia también del estreptococo), cuando en realidad es una mononucleosis’, apuntó.
En cuanto al tratamiento, el galeno mencionó que como ocurre en otras enfermedades de vías respiratorias altas, es básicamente enfocado a contrarrestar el malestar del paciente, porque este tipo de afecciones tienden a autolimitarse, en promedio en una semana.
Destacó que la incidencia de este mal ocurre en niños de menos de cinco años y en adultos jóvenes, concentrándose entre ambos grupos el 100 por ciento.
Detalló que dado que las secreciones de boca, nariz y garganta son la principal vía de transmisión del virus, la práctica de sexo oral contribuye a su contagio, de ahí que se ubique también como una infección de transmisión sexual.
Para prevenir ésta y otras infecciones respiratorias, es importante evitar el contacto con personas enfermas, sobre todo cuando presentan tos y estornudos frecuentes.
En contraparte, es aconsejable el lavado frecuente de manos y la limpieza de objetos de uso común como: apagadores, manijas, teléfonos, teclados y controles remotos, entre otros.
También aconsejó que ante síntomas de fatiga extrema, que en algunos casos llega a calificarse como fatiga crónica, por la ausencia de fiebre, es muy importante no automedicarse.
Sugirió que lo mejor es acudir al médico, quien además de basarse en estudios de laboratorio debe explorar físicamente al paciente, para determinar la presencia de inflamación ganglionar, de hígado y de bazo y poder así precisar si se trata o no de mononucleosis.