Teléfonos inteligentes y tabletas son aparatos imprescindibles para muchos de nosotros, pero con pantallas que se quiebran fácilmente, es raro que no haya muchas más quejas sobre lo difíciles que son de reparar.
Cuando mi iPad 2 cayó al suelo y su pantalla se hizo añicos, pregunté en Twitter cómo podría repararla yo misma.
Uno de mis seguidores me envió un vínculo a una página donde podía comprar un kit de reparación de pantalla por US$25, mucho menos que los US$300 que -me dijeron- costaría arreglarla en la tienda de Apple.
Lo compré y a partir de ahí me di cuenta de que me había embarcado en la cruda misión de arreglar mi propio iPad.
Una misión compleja
Así fue cómo visité iFixit.com, una sitio de internet llena de tutoriales sobre cómo reparar distintos tipos de equipos.
Pero la página dedicada al iPad2, aunque bien organizada, situaba el nivel de complejidad en “muy difícil”.
Esto no iba a detenerme (al fin de al cabo ya me había gastado US$25), aunque mientras investigaba me encontraba historias sobre cristales rotos que eran poco esperanzadoras.
Mi siguiente parada fue Restart Project, un grupo de voluntarios que dan consejos a aficionados sobre cómo alargar la vida de sus dispositivos.
Desde el año pasado, este movimiento se ha extendido por más de 40 países.
Ahora planean instalar clínicas de aparatos en centros de trabajo, así como celebrar encuentros por las tardes y durante los fines de semana.
Los riesgos de la reparación casera
Este tipo de grupos ofrece consejos sobre cómo reparar un aparato, y los asistentes a su vez aceptan los riesgos que entraña reparar estas tecnologías por sí mismos.
Antes de continuar debemos advertirles: si su aparato está en garantía, probablemente sea mejor llevarlo a la tienda donde lo compró.
Por otra parte, al arreglar el dispositivo existe el riesgo potencial de descarga eléctrica o de cortarse con vidrios rotos.
A pesar de ello, yo no me eché atrás. Después de todo mi iPad estaba viejo, así que me fui a uno de estos encuentros en Londres.
No me hacía gracia hacer el trabajo sin supervisión; además dijeron que me prestarían una pistola de calor, que es como un secador con potencia industrial.
Cada vez más difíciles
Usé la pistola para ablandar el adhesivo que mantiene unido el aparato. Una vez que se aflojó, usé unas herramientas de metal llamadas spludgers para abrir mi amado iPad.
Francis, uno de los integrantes del Restart Project, supervisó el proceso asegurándose de que no me hiciera daño. Yo llevaba gafas de seguridad y utilicé papel adhesivo para recoger los pequeños fragmentos de vidrio.
Pero toda la investigación previa, que consistió en leer guías, mirar videos y memorizar pasos con antelación no podían prepararme para la horrible realidad de hurgar en mi aparato.
Reparar una tableta no es una tarea que recomendaría sin considerarlo antes con sumo cuidado.
Janet Gunter, cofundadora de Restart Project, quiere que las empresas tengan en cuenta la posibilidad de que los usuarios reparen sus propios dispositivos.
“Los aparatos son cada vez más difíciles de abrir y lo estamos comprobando en los eventos que organizamos. Vamos a llegar al punto en el que va a ser difícil ayudar a la gente a arreglar sus cosas en una clase de tres horas”.
Errores comunes
“Las personas siempre se quejan de Apple, pero la verdad es que todos los aparatos se están volviendo más finos, pequeños, compactos y más difíciles de abrir”.
Yo estaba decidida, así que tras tres horas aplicando calor, pinchando y rascando, saqué la pantalla. Todo el mundo me aplaudió.
Tras quitar el vidrio, saqué cuatro pequeños tornillos y suavemente levanté la pantalla para llegar al conector de la pantalla táctil que está detrás.
Estiré cables de datos y lo preparé todo para hacer el procedimiento a la inversa. Evité cometer uno de los errores más comunes: romper la antena de conexión wi-fi y Bluetooth acoplada al vidrio en el botón de inicio.
Pero fue tan sólo una victoria parcial. Durante la operación rompí la conexión a una de las antenas del aparato. No fue una reparación completa, así que me desanimé un poco.
Tarea complicada
Lovefone, una empresa creada por Alex Perjescu, se dedica a reparar teléfonos y tabletas.
Perjescu me explicó que es normal romper algo en reparaciones caseras.
“Las instrucciones que encuentras en internet son geniales, pero también necesitas saber todos esos pequeños trucos para hacerlo bien”.
Fue un ejercicio complicado, pero siete horas después lo conseguí. Me llevó cinco horas más que a un profesional competente. Estaba demasiado cansada como para aplaudir, pero inmensamente feliz, y todavía lo estoy mientras escribo este artículo en mi recién reparado aparato.
Restart Project intenta ayudar a los usuarios a reparar aparatos por sí mismos, y realmente me sentí regocijada tras una reparación tan difícil.
Tras abrir un iPad, ahora nada me parece imposible.
Pero lo más crucial es que estaba dispuesta a romper mi aparato para entenderlo mejor, y recomiendo a todos tener esto en cuenta a la hora de hacer una reparación casera.
Porque algunas veces no se gana y lo que cuenta es participar.
(BBC)