Es uno de los descubrimientos de fósiles más impresionantes de los últimos años, un cementerio de ballenas al lado de la Ruta Panamericana de Chile, conocida como la carretera Norte-Sur en el país.
Y ahora los científicos creen poder explicar cómo fue que tantos cetáceos terminaron en ese lugar hace más de cinco millones de años.
Fue el resultado de no una, sino cuatro ocasiones distintas en las que los animales se quedaron atrapados, según explica un estudio en la publicación Royal Society.
La evidencia apunta a que todas las ballenas se alimentaron con un alga tóxica.
Tras la ingesta, las muertas y las moribundas fueron arrastradas a un estuario y a arenas planas, donde terminaron enterradas con el paso del tiempo.
Se sabía que el Desierto de Atacama era una zona en la que se preservaban fósiles de cetáceos. Se podían ver huesos que sobresalían en las piedras, por lo que el lugar fue bautizado como Cerro Ballena.
Pero fue cuando se hicieron trabajos para ampliar la Ruta Panamericana que investigadores estadounidenses y chilenos tuvieron la oportunidad de estudiar el lugar en el que se encontraban los fósiles.
Criaturas extintas
Tuvieron sólo dos semanas para recabar lo que necesitaban en el terreno, antes del regreso de la maquinaria pesada para completar la construcción de la nueva carretera.
El equipo de investigadores intentó obtener la mayor cantidad de detalles posibles, incluyendo modelos digitales en 3D de los esqueletos. Adicionalmente, los huesos fueron trasladados a un laboratorio para su estudio.
Se identificaron 40 rorcuales, un grupo de cetáceos largos que incluye a la actual ballena azul.
En medio de estos inmensos animales también se encontraron depredadores marinos y otras especies que se alimentaban de pasto.
«Descubrimos criaturas extintas, como ballenas esperma y morsa; éstas últimas desarrollaron un rostro similar al de una morsa. También unas extrañas perezosos acuáticos», señala Nicholas Pyenson, paleotólogo del Museo Nacional de Historia Natural de Washington, Estados Unidos.
«Para mí fue increíble que en 240 metros de movimiento de tierra para la apertura de la vía hayamos obtenido una muestra de todas las superestrellas del mundo mamífero marino en América del Sur en el período del Mioceno Tardío», le dijo Pyenson.
Tragedia inesperada
El grupo de investigadores se dio cuenta de que los esqueletos estaban casi completos y que la posición en la que estaban cuando murieron, era similar. Muchas se orientaban al mismo punto y estaban apoyadas sobre su parte superior, no sobre la panza.
Esto indicaba que todos los animales sucumbieron ante la misma e inesperada tragedia, lo único que señalaba que no se trataba de un solo evento, sino de cuatro que ocurrieron a lo largo de muchos miles de años, eran las diferentes capas de fósiles que se encontraron.
Los científicos explicaron que los animales acabaron envenenados por las toxinas que pueden generar las flores de algas nocivas que se acumulan en el agua.
Este fenómeno es uno de los que explica por qué, en la actualidad, muchos ejemplares de especies marinas terminan varados en una playa.
Si se consume una gran cantidad de animales expuestos a esa concentración de algas, o sencillamente se inhala, la muerte puede ocurrir rápidamente.
«Todas las criaturas que encontramos, bien fueran ballenas, focas o peces aguja, se alimentaban en cadenas tróficas (transferencia de sustancias nutritivas), lo que las hacía susceptibles a acumulaciones de algas nocivas», dijo Pyenson.
La clave
Los investigadores creen que la forma de embudo de la costa en el Cerro Ballena en la época del Mioceno Tardío permitió que las carcasas de los animales se concentraran en un área donde, posteriormente, eran arrastradas a arenas planas que se encontraban por encima del nivel de las mareas más altas, quizás por olas generadas por tormentas.
Por esta razón, los restos de los animales no estaban expuestos a carroñeros marinos. Y, siendo una región desértica, debieron haber sido muy pocos los animales terrestres interesados en llevarse los huesos.
Muchos de los fósiles del Cerro Ballena están en perfectas condiciones, con excepción de algunas marcas que dejaron cangrejos en busca de comida.
Los estudiosos no tienen la certeza absoluta de que la concentración de algas fue lo que ocasionó que los animales terminaran atrapados en las costas de la zona. En los sedimentos no se encontraron fragmentos de algas. Sin embargo, los expertos si descubrieron múltiples partículas en superficies de óxido de hierro que apuntan a la existencia de algas en el pasado, debido a que esas partículas se encuentran en concentraciones de algas en los alrededores.
«En el mundo moderno, las flores de algas nocivas pueden atacar a una variedad de mamíferos marinos y peces predadores grandes. Para nosotros, la clave fue su naturaleza repetida en Cerro Ballena: ninguna otra explicación posible en el mundo moderno sería recurrente, excepto por las algas tóxicas, las cuales pueden reaparecer bajo las condiciones adecuadas», explicó Pyenson.
El especialista añadió que los sedimentos descartan que la hipótesis de que muerte de los cetáceos haya sido causada por un tsunami.
Cerro Ballena es considerado uno de los lugares en el mundo en donde más se concentran fósiles, al menos en lo que respecta a cetáceos y otros mamíferos extintos. Los científicos creen que en el área podría haber cientos de especímenes esperando a ser descubiertos e investigados.
La Universidad de Chile en la capital, Santiago, está tratando de establecer un centro de investigación para poder estudiar los restos de animales en el lugar.
A propósito de la publicación del estudio, el Museo Nacional de Historia Natural puso a disposición de los usuarios mapas, imágenes en 3D y mucho del material que utilizó en la investigación en su sitio web.