Comienza con un recuerdo, una emoción, un pensamiento, algo íntimo. Luego se transforma en un sueño, un sueño de 3,6 x 4,1 x 2,4 metros. En estas reducidas dimensiones de su estudio la artista surcoreana JeeYoung Lee (Seúl, 1983) crea todo un universo onírico: desde un mar de abanicos azules hasta una invasión de hormigas gigantes. “Necesito expresar de manera simbólica lo que tengo en la mente”, explica la artista. “Para mí, lo que hago son autorretratos que me ayudan a entenderme”.
Pero autorretratos de lo más peculiares. En todos ellos aparece Young Lee. Siempre distante, ella es el elemento del escenario sobre el que orbita el resto de la composición.
A pesar de tener un enfoque tan personal de su creación, Lee cree que Corea del Sur deja una huella muy profunda en cada composición: “Soy coreana y si estoy hablando de mí estoy hablando también de Corea. Es un proceso complicado. Yo influyo en mi cultura al usar tópicos visuales y sociales de puramente coreanos y luego mi cultura me influye a mí en cómo decido representarlos”.
Con información de El País