Las separaciones de pareja provocan mucho dolor y siempre se necesita quién nos ayude a salir de ‘hoyo negro’. Pero, ¿cómo deben contribuir los amigos para enfrentar la desilusión?

La amistad es un vínculo humano que requiere de atención, reciprocidad y alguna que otra dosis de filantropía para ser cultivada en el tiempo. Sin embargo, no siempre se sabe cómo actuar en determinadas circunstancias frente a los amigos. No está de más decir que nadie recibe instrucciones en lo que a las relacione personales se refiere.

Esto es lo que ocurre, por ejemplo, cuando una persona cercana rompe su relación de pareja. En estos casos, la cabeza se inunda de preguntas sobre cuál es la mejor forma de actuar, qué debemos decir, y qué posición se debe tomar en el conflicto.

Aquí te desvelamos algunas claves de la mano de la sicóloga clínica Suzanne Lachman para hacer frente a las rupturas de los amigos y actuar en consecuencia, de tal forma que nuestro comportamiento se adecúe a las necesidades emocionales de ellos.

1. Respeta el proceso de tu amigo. Cuando una persona cercana rompe su relación de pareja, el primer instinto que tienen aquellos que le profesan cariño es querer alejarle de la tristeza y del dolor que esta situación genera. Para ello, se tiende a forzar al amigo a redescubrir la soltería, salir de casa e ir de rumba en un intento de volver a integrarle en el grupo de camaradas y que supere su anterior situación amorosa. Sin embargo, cada persona tiene sus tiempos y su modo de responder ante las circunstancias adversas. De ahí que, todo lo que haga tu amigo por enfrentar su pérdida y seguir hacia adelante debe respetarse como parte de su personalidad.

El cometido ahí de quien ve la situación desde fuera es no frustrarte y tratar de alentar al amigo para que se tome ese tiempo de luto para él, sin forzarse a sentir de nuevo, ni reprimiendo emociones: cuanto antes se enfrenten estas últimas, antes se supera la ruptura. Todo ello sin importar que este proceso de luto se extienda seis días, seis semanas o seis meses.

2. Se comprensivo y deja tu egoísmo en casa. Tu amigo está en un momento duro de su vida y, por lo tanto, actúa en consecuencia. En estos casos, la persona no es capaz de ver más allá de sus propios problemas, lo que puede resultar egoísta para el grupo de amigos que trata de ayudarle a superar su pérdida lo antes posible (a nadie le gusta ver a una persona querida afligida).

En este momento, la relación de amistad puede estar descompensada, es decir, uno da más de lo que recibe y viceversa. Hay que estar preparado para recibir un trato diferente al acostumbrado y, en ocasiones, incluso desagradable. Es imprescindible no tomarse las reacciones irracionales del amigo de forma personal. Este actúa impulsado por sus emociones encontradas y dolorosas, lo que no implica que la relación vaya a tomar esta dirección de aquí en adelante. Únicamente hasta que la persona comience a ver luz al final del camino.

3. Deja que tu amigo encuentre su propio camino. Dado que es imposible predecir cuál será el próximo paso de la persona amiga mientras supera la ruptura, debido a su irracionalidad y su dolor -lo que puede provocar que este intente recuperar a su ex pareja con todo el arsenal del que dispone-, lo mejor que puede hacer uno es estar pendiente de él y esperar que no se vuelva a llevar una decepción.

En estos casos, es desaconsejable ir con toda una lista de consejos bien fundados de por qué no debe volver a contactar con su ex o tratar de recuperarle, o qué debe hacer según nuestros propios principios. El amigo hará lo que considere en base a sus propios tiempos y su forma personal de superar las rupturas en aras de darle lógica a lo qué pasó para llegar a ese punto de su vida.

4. Cuida de tu amigo. Tras la ruptura, la persona amiga tendrá que analizar su vida y reconfigurar su nueva realidad sin su pareja.  Mientras lo hace, por qué no agasajarle y consentirle con detalles, como por ejemplo, llevarle algo de comer. De esta forma, se le demuestra que, a pesar de todo (incluido su trato), sigue contando con gente cercana que está ahí para él en cualquier circunstancia. Ponerse en los zapatos del otro permite actúar como nos gustaría que lo hiciesen con nosotros si el protagonista de la historia no fuese nuestro amigo.

Fuente: Fucsia