Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) convirtieron en 2006 un traje espacial, el llamado SuitSat-1, en un peculiar satélite. Los tripulantes del módulo decidieron ‘reciclarlo’ añadiéndole tres baterías, un transmisor de radio y sensores internos para medir temperaturas y lo lanzaron al espacio abierto a la espera de recibir sus datos.
En las imágenes de la NASA se puede ver cómo la escotilla de la ISS se abre y de ella salen dos atronautas. Uno de ellos se agarra a la estación, mientras que el otro, como si de una escena de Gravity se tratara, comienza a dar vueltas y se aleja de la nave, quedando a la deriva.
Éste último ‘astronauta’ es el nuevo satélite que, finalmente, realizó su trabajo durante dos semanas antes de ser atrapado por la atmósfera y acabar desintegrándose sobre Australia.
A pesar de algunos problemas iniciales, el traje-satélite se utilizó para difundir transmisiones en seis idiomas a los radioaficionados de todo el mundo y se transmitió un CD en el que se incluían mensajes grabados por escolares, enviado por la NASA al módulo orbital.
A pesar de que puede parecer un resultado pobre, la actividad de SuitSat-1 ha sido suficiente para que la NASA quiera probar la idea de nuevo. Según informa el Daily Mail, la agencia espacial estadounidense ha hecho planes para una mejora SuitSat-2, esta vez con baterías recargables, cámaras que transmitan imágenes en vivo de la Tierra y un transpondedor.
Un experimento similar se hizo en 2011, pero en lugar de un traje espacial se construyó una caja de metal lo suficientemente grande para contener todos los componentes y se lanzó durante una caminata espacial. Se trata de una alternativa más para abaratar los costes que supone para la NASA poner un satélite en órbita.