La Ecología Funcional Humana (EFH) es un postulado teórico basado en la evidencia de la unidad fenomenológica de la naturaleza. Pero ¿qué es esto último? La continuidad e integridad de los fenómenos físicos, químicos, biológicos y antropológicos que le son propios a natura como cualidades suyas indiscutibles. Es menester aclarar que, particularmente en lo que se refiere a los hechos sociales, la EFH no los concibe como diferenciados ni excepcionales al resto de los eventos naturales pues, en primer lugar, es gracias a las condiciones, otra vez, físicas, químicas y biológicas de nuestro planeta inscrito en el cosmos y sus leyes, que nuestra especie puede existir y que además gracias a que nuestro propio cuerpo es también un conjunto físico, químico, y biológico bastante al margen de la voluntad humana que podemos actuar y pensar.
Por otro lado, la EFH parte del hecho manifiesto de nuestra dependencia ecológica a lo largo de nuestra historia. Desde el surgimiento del ser humano, con la recolección, caza y pesca; después con el surgimiento de la agricultura y la ganadería y finalmente en la era industrial, nuestra relación con el entorno se ha regido por un vínculo de intercambio desigual, un flujo dominante unilateral de energía y materia de la naturaleza hacia nuestras sociedades que sí ha permitido nuestro crecimiento y desarrollo, pero que en la actualidad ha de superarse, so pena de la autodestrucción de la especie y la involución planetaria, para acceder a la madurez y dejar atrás la “infancia- adolescencia” que nos ha caracterizado.
Así, este cuerpo teórico se fundamenta en datos duros de nuestra realidad evolutiva y en datos rigurosos de la historia natural por lo que no hipotetiza en el aire ni especula en la superficialidad de ocurrencias. Se inscribe entonces en la historia de cismas de la ciencia tan importante como el vencimiento de la creencia de un universo geocéntrico con Copérnico y Galileo Galilei, la teoría de la evolución de Darwin o el descubrimiento del inconsciente de Freud, marcando la pauta final para ir más allá del antropocentrismo que, por lógica, nos ha sido propio, tanto con religiones poli y monoteístas, como con el humanismo racionalista ateo, pero que ahora se agota rápidamente en la necesidad de trascendencia a un Ser y una Conciencia Universal: la Naturaleza en sí y para sí.
Es entonces desde la perspectiva moral, un principio de esperanza y una guía de acción efectiva desde el plano individual, de pareja, familiar, social y, por supuesto, ambiental que ha de construir con la ayuda real, no imaginaria ni de vana fe del orden y la armonía del Cosmos, una nueva realidad planetaria para nuestro país y para el mundo.
Aquí se escribirá, por tanto, acerca de cualquier tema siempre, claro está, desde la perspectiva de la EFH. Desde la sexualidad humana o las cumbres de la tierra, el maltrato a los hijos o al adulto mayor o la política institucional de México, el machismo o el hembrismo como las corrientes del ambientalismo, reconociendo las limitaciones de conocimiento que este autor obviamente tendrá.
Escrito por Eduardo García