Los personajes femeninos que aparecen en las series de dibujos animados que se emiten actualmente en televisión están asociados a estereotipos negativos: son mujeres consumistas, superficiales, celosas y obsesionadas por su aspecto físico y por agradar a los demás. Además, sólo un 33,6% de los personajes son chicas (hay una por cada dos chicos), y su papel está relegado casi siempre al de novia, madre o acompañante del protagonista o del villano.
Son algunas de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores del departamento de Dibujo de la Universidad de Granada (UGR), el más completo sobre dibujos animados que se ha realizado hasta la fecha en España. En él, han analizado 163 series de dibujos animados, tanto españolas como extranjeras, que se emiten actualmente en la televisión de nuestro país, prestando una especial atención a los 621 personajes que aparecían en ellas.
Del trabajo se pueden extraer muchas conclusiones, algunas relacionadas con cuestiones de género. Así, por norma general, los personajes femeninos de los dibujos animados presentan un físico saludable, si bien muchas de estas mujeres están excesivamente delgadas, una característica que no se ve en los personajes masculinos. Además, existen un número pequeño de mujeres, normalmente mayores, que presentan sobrepeso, algo que no aparece tanto en el caso de los hombres.
Falta tratamiento igualitario entre sexos y entre razas Entre las cualidades de la personalidad de los personajes femeninos “destaca su inteligencia, ya que en numerosas ocasiones las chicas hacen una reflexión sobre sus situaciones y el modo de resolverlas. Con todo, también existe un gran número de mujeres un tanto presuntuosas”, advierten los autores principales de este trabajo, los profesores de la UGR Concepción Alonso Valdivieso y Jesús Pertíñez López.
Los investigadores ponen la popular serie Monster High como ejemplo de la “nefasta imagen” que los dibujos animados transmiten de la mujer, “con unas protagonistas absolutamente superficiales que van al instituto en tacones y muy maquilladas, que siempre están hablando de su imagen y cuya mayor preocupación es conquistar a los chicos”, apuntan los expertos. La madre de Shin Chan, una mujer histérica y gritona presentada como una loca de las rebajas, es otro ejemplo de esta imagen.
En el caso de los personajes masculinos, los investigadores de la UGR destacan que por norma general todos tienen un físico saludable, ni obesos ni delgados, y es curioso que lo más frecuente es que no ejerzan ninguna profesión, mientras que las chicas son en su mayoría estudiantes. “Además, siempre que aparece un cargo directivo (alcalde o presidente) se trata de un hombre, y el padre es el que trabaja. Las madres son siempre amas de casa (con la excepción de la serie Johnny Test, donde la madre es la que trabaja y el padre se encarga de las tareas del hogar)”.
Los investigadores señalan que, en el caso de los personajes humanos (ya que también hay muchos zoomorfos), “es impactante que la inmensa mayoría son de raza blanca, y en contadísimas ocasiones aparece un protagonista negro, chino o sudamericano. Esto significa que existe aún una lejanía no sólo en el tratamiento igualitario entre sexos, sino también entre razas. No se puede ofrecer esta visión del mundo a niños que absorben y aceptan esta realidad como verdadera, ya que les educa en creencias y actitudes equivocadas y obsoletas”, advierten.
Series dirigidas por hombres
Otro aspecto que ha puesto de manifiesto el estudio llevado a cabo en la Universidad de Granada es que la inmensa mayoría de las series de dibujos animados están dirigidas por hombres: sólo el 9,2% han sido dirigidas por una mujer, una cifra que se reduce al 7,4% en el caso de las series de animación españolas. “Este dato refleja perfectamente la dificultad de las mujeres para alcanzar puestos directivos -explican los autores-, ya que hay muchas más mujeres con titulaciones como Bellas Artes o Comunicación Audiovisual que hombres”.
A la luz de los resultados de este trabajo, los investigadores de la Universidad de Granada advierten de la necesidad de controlar las series de animación que ven los hijos. “La mayoría de los padres piensan que, por el mero hecho de ser dibujos animados, su contenido es inofensivo y adecuado para la edad de sus hijos, y no hay nada más lejos de la realidad: los dibujos no pueden hacer la vez de cuidadores de nuestros hijos”, concluyen Alonso y Pertíñez.