La historia de un virtuoso violinista que deambula por las calles de la Ciudad de México sedujo al cineasta Rafael Rangel para tomar la cámara y filmar Preludios. Las otras partituras de Dios, un acercamiento a los músicos indigentes y la esquizofrenia que forma parte de su cotidianidad.
La cinta, que se estrena este viernes en salas de la Cineteca Nacional, ofrece un recorrido vertiginoso y cegador por la vida de peculiares personajes de la calle que a pesar de la indiferencia de la gente encuentran en la música o la poesía el vehículo para liberar su locura y sobrevivir en una megalópolis donde cualquier puerta parece estar cerrada.
Para este trabajo, Rangel decidió utilizar una cámara básica, no profesional, así buscó la más barata porque necesitaba ser coherente con su búsqueda estética, y a lo largo de un año se dedicó a seguir a sus personajes a donde fueran, por lo menos dos o tres días, siempre con la capacidad de sobrellevar la frustración.
Rafael Rangel consideró que la Cineteca Nacional es el espacio ideal para exhibir su película porque acude un público abierto a las expresiones fílmicas, “espero no causar una expectativa que después derive en una frustración, confío en que este trabajo está a la altura de los espectadores que acuden a verla”.