La prevención y el cuidado cotidiano y sostenido es la mejor manera de prevenir enfermedades y problemas que afecten nuestra salud. Qué controles tenemos que hacernos a cada edad y qué hábitos conviene incorporar para sentirnos y estar saludables y mejor con nosotras mismas.
La ecuación es simple: cuanto más sanas estemos por dentro, más se notará por fuera, tengamos la edad que tengamos. Estar bien es verse bien y cuanto más cuidemos y controlemos el bienestar general del organismo más cerca estaremos de una apariencia atractiva y radiante.
Porque hasta las cosas más simples y superficiales como tener una piel espléndida, un pelo fuerte, una musculatura firme y hasta una buena dentadura son resultado de un cuerpo sano. Y para lograrlo lo más importante es tener hábitos cotidianos saludables, ir al médico y tener mucha fuerza de voluntad para resistir a las tentaciones negativas, entre ellas, el tan conocido “dejarse estar”. La palabra clave a no olvidar es continuidad.
A partir de los veinte años, comienza una etapa de la vida en la que empezamos a necesitar diferentes chequeos médicos, según vaya avanzando el tiempo. Aquí, los cuidados y controles esenciales que todas debemos hacernos para prevenir enfermedades, detectarlas tempranamente o simplemente mantener un impecable estado integral.
La mujer joven: de los 20 a los 36 años
En esta etapa los controles clínicos deben realizarse cada dos años e incluyen:
• Historia clínica y recopilación de antecedentes de enfermedades en los familiares más cercanos.
• Resumen de antecedentes de enfermedades de la niñez y juventud.
• Registro de edad de la primera menstruación y regularidad de los ciclos.
• Registro de embarazos (llevados a término e interrumpidos).
• Examen médico general y de laboratorio (medición de glóbulos blancos, rojos, función de riñón e hígado, colesterol y glucosa).
• Medición de peso y altura.
• Control de presión arterial.
• Electrocardiograma.
• Examen mamario y ginecológico con papanicolau y colposcopia.
• Actualización y administración de vacunas necesarias.
• Como exámenes menos regulares, se indican una radiografía de tórax, exámenes de piel y lunares, y un ecocardiograma.
Cómo me cuido a esta edad
En cuanto a los cuidados mínimos indispensables podemos enumerar:
• Pruebas de esfuerzo para aquellas mujeres que se dedican a la práctica de deportes competitivos.
• Mantenimiento de peso y alimentación adecuada, actividad física y cesación tabáquica para las fumadoras.
• Tener el cuerpo hidratado, tomando alrededor de 2 litros de agua por día, es de singular importancia.
• Durante el embarazo, además de los controles básicos, es importante el cuidado de peso y de la presión arterial.
• Constante atención a la higiene bucal y visita anual al odontólogo.
La mujer adulta: de los 36 a los 65 años
En esta fase de la vida, comenzamos a sufrir importantes cambios hormonales, pasando de la edad fértil a la menopausia, que suele suceder entre los 40 y 50 años. Ahora, los controles clínicos y de laboratorio citados en la etapa anterior deberán hacerse anuales. Y junto a ellos habrá que incorporar los siguientes estudios:
• Una prueba de esfuerzo ergométrica para el sistema cardiovascular. Como mínimo cada dos años.
• Un control con ecodoppler carotideo. Cada cuatro años en la premenopausia y cada 2 años en la posmenopausia.
• Una radiografía de tórax. Cada dos años para las no fumadoras, anual para las fumadoras.
• Al examen ginecológico y mamario se le agrega la mamografía y la densitometría ósea a partir de los 40 años.
• Control gastrointestinal con gastroscopías y colonoscopías. Cada 5 años.
• También se recomienda una ecografía abdominal para evaluar órganos como hígado, pancreas, riñones, útero y ovarios. Estos son los chequeos médicos básicos que todas nos debemos acostumbrar a realizar para evitar futuras complicaciones mayores.
Cómo me cuido a esta edad
Pero también existen buenas, simples y útiles recomendaciones para el día a día que nos pueden ayudar. Lás básicas:
• Ya que en esta etapa la mujer tiene tendencia al sedentarismo y aumento de peso, dos importantes enemigos de la salud física y psíquica, será importante hacer de la actividad física nuestra mejor aliada. Tener una actitud positiva tampoco está de más.
• El descanso nocturno es el tiempo que se toma el organismo para reparar los daños del día y, por ejemplo, producir hormonas. Si tiene problemas de sueño, no lo trate de solucionar tomando las pastillas que le recomienda una amiga, consulte con un especialista ya que este tema tiene solución.
• Si aún fuma, nunca es tarde para dejar de hacerlo. A medida que avanza en la edad, debe redoblar los intentos de dejar el tabaquismo. Hoy hay tratamientos muy efectivos, si existe la voluntad.
• En la posmenopausia, la enfermedad cardiovascular acelera enormemente su incidencia, aumentando los infartos y muerte súbita. Por eso, no hay abandonar las buenas rutinas, la alimentación saludable, la hidratación, la actividad física y la alegría.
• Hay que estimular la actividad intelectual ya sea con juegos, lecturas o aprendizajes de nuevas técnicas. Aprenda un nuevo idioma, tome una clase de arte, investigue nuevos intereses. Esto ayudará a mantener a su capacidad cerebral activa y saludable.
• Y en último lugar, pero no por eso de menor importancia, está evitar el estrés de las discusiones. Éste es uno de los principales culpables de iniciar o empeorar muchas enfermedades. Téngalo siempre en cuenta antes de hacerse mala sangre.
La mujer en la tercera edad: de los 65 años en adelante
Esta debe ser una época más de la vida. Plena y hermosa como las anteriores. Donde el cuidado de la salud juega un rol preponderante pero sin dramatizaciones. Y como en general la actividad laboral no es tan intensa -aunque en principio no debe abandonarse- se hace posible tener más horas para disfrutar y dedicarlas al cuidado de una misma.
Lo ideal es hacer controles clínicos cada 6 meses, y los mismos deben ser mucho más detallados y personalizados de acuerdo a las necesidades de cada una. La detección precoz de trastornos cardiovasculares y oncológicos (tumorales) es crucial.
Tanto el control cardiovascular como el ginecológico y de órganos abdominales es similar al de la etapa anterior, sin embargo, al haber muchas más probabilidades de tener diagnósticos desfavorables, la revisación incluirá estudios más complejos como cámara Gamma, tomografías, resonancias magnéticas, biopsias, etc.
Otro ítem a tener en cuenta es que en esta instancia las mujeres fumadoras (incluso las que hayan dejado de fumar hace menos de 10 años) tienen mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón. Por lo que un estudio preventivo es casi indispensable.
La frecuencia de los trastornos de absorción de alimentos, vitaminas y sobretodo calcio también hacen esencial su control médico. La anemia se detecta fácilmente con el examen de rutina recomendado. Se debe estudiar el metabolismo del calcio y detectar precozmente la osteopenia y la osteoporosis. Hoy hay muy buenas perspectivas para este trastorno. Y una vez más, como en cada etapa de la vida, la mejor medicina es recurrir a los aliados de siempre: buena actividad física -ya sea caminando, andando en bicicleta o haciendo gimnasia en el agua-, una alimentación saludable -adaptándose a los requerimientos individuales-, y la mejor de todos las prescripciones médicas, una actitud positiva, espíritu deportivo y, sobre todo, buen humor.
Fuente: Entremujeres