Ya sabes, los niños (casi) siempre dicen la verdad y en esta ocasión su sinceridad fue consultada para saber qué piensan acerca de las comidas más caras del mundo. Según ellos, no son muy agradables al paladar.
Quizá no tengan muchos años de experiencia, pero son capaces de dar una interesante opinión sobre la comida, los sabores y la presentación: