La diabetes mellitus, hipertensión y dislipidemias influyen en la pérdida temprana de la audición, de manera tal que, si antes la sordera afectaba a partir de los 60 años, ahora está ocurriendo a los 40 años o antes, informó el IMSS.

La investigadora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, María Estela Chávez Delgado, explicó que un estudio reciente (2011) que incluyó a cerca de 400 pacientes que acudieron a consulta otorrinolaringológica arrojó que a mayor número de comórbidos, mayor el riesgo de pérdida auditiva.

Señaló que las personas llegan “porque oyen zumbidos o de plano ya no oyen por uno o ambos oídos” y explicó que sobre todo la diabetes y la hipertensión dañan progresivamente los vasos sanguíneos y las redes nerviosas, que provocan la sordera.

Detalló que estas enfermedades repercuten en daño auditivo, primero por la disminución de flujo sanguíneo en este tipo de pacientes, debido a que tanto en diabéticos como en hipertensos, su sistema arterial se reduce en su calibre, “como cuando aprietas una manguera y sale menos agua”, dijo.

Por otro lado, apuntó, está la viscosidad en la sangre de estos pacientes, que por un mal control de sus niveles de glucosa o por exceso de grasa, se hace más densa, dificultando en consecuencia, su circulación más fluida.

Estos dos factores, llevan al tercero, que es la hipoxia o falta de oxigenación; en este caso, a las estructuras más finas del oído, lo que provoca su destrucción y consecuente pérdida primero, de la capacidad auditiva, y después del equilibrio.

Recordó que al interior del oído está precisamente el mecanismo de control del equilibrio.

Así, dijo, un mal control tanto de la hipertensión, como de la diabetes y de los niveles de grasa circulante en sangre, elevan hasta en 4.5 las probabilidades de desarrollar problemas auditivos y vestibulares de manera temprana en la población.

De hecho, el trastorno auditivo por enfermedades crónicas, “ocupa el segundo lugar en nuestra población”, el primero es la otitis media crónica, dijo, para agregar que los antecedentes familiares de sordera son también determinantes en su desarrollo.

Destacó que la sordera (hipoacusia), al margen de las causas que la hayan originado, es un problema sumamente subestimado “un débil visual es fácilmente identificable, una persona que no tiene una pierna o un brazo, también es fácil de identificar, pero a una persona con discapacidad auditiva, no puedes ubicarlo así de fácil”.

Esto hace que la persona que sufre de hipoacusia sea relegada o se automargine y esto le acarree repercusiones, sobre todo a nivel anímico, de ahí la importancia de vigilar la salud auditiva y esto se logra con visitas periódicas al otorrinolaringólogo, resaltó.

Guadalajara, 12 Mar. (Notimex)