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La legalización de la mariguana en Uruguay afectará a América Latina y a Estados Unidos, consideró hoy el periódico Los Angeles Times.

En una colaboración, firmada por Peter Hakim y Cameron Peines, el diario abordó la decisión de esa nación sudamericana de legalizar el cultivo, la venta y el consumo de la mariguana a nivel nacional.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en varias ocasiones ha reiterado que «la legalización no es la respuesta» al combate a las drogas, y en una reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) el zar antidrogas R. Gil Kerlikowske rechazó la legalización del enervante.

«Estados Unidos debería prestar especial atención a la evolución de Uruguay, que puede ofrecer algunas lecciones importantes para la política de drogas al interior y al exterior», recomendaron los expertos.

Uruguay es un sorprendente pionero en el tema de las drogas, a diferencia de gran parte de América Latina, se trata de un país con el consumo de drogas limitado y pocos delitos graves o de violencia.

Pese a la intensa campaña de promoción del actual presidente José Mujica para la legalización, las encuestas revelaron que casi dos tercios de los uruguayos se oponen a ella.

¿Por qué, entonces, en un país con tan sólo 120 mil usuarios habituales de cannabis, que son una amplia oposición, es el gobierno el que debe enarbolar esa iniciativa pionera?, cuestionaron los editorialistas.

Mujica ha defendido la legalización como una medida de seguridad pública, una respuesta a las preocupaciones de la profundización de los uruguayos.

Sin embargo, es difícil creer que ese sea el motivo principal del presidente, después de todo, la tasa de delincuencia de Uruguay se encuentra entre los más bajos niveles de América Latina.

Tal vez una mejor explicación podría darse en el propio liderazgo y compromiso de construir un legado de logros progresivos de Mujica, apuntaron.

En sólo un año, Uruguay ha dado pasos a través de la ley del aborto más liberal de la región y la legislación que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, recordó Los Angeles Times.

La iniciativa de Uruguay es también una respuesta a la profunda frustración de América Latina con la guerra de Estados Unidos contra las drogas.

A pesar de que se redujo en Estados Unidos, la guerra contra las drogas sigue siendo su prioridad aunque para los latinoamericanos tiene una parte considerable de culpa por las crecientes tasas de crimen y violencia en la región.

El resultado de la iniciativa de Uruguay es incierta y el retroceso puede ser necesario en última instancia. De hecho, incluso Mujica lo llama un «experimento» y reconoce de manera pública que puede fallar.

La legalización de la mariguana en Uruguay casi no afecta a la mayor parte del comercio de drogas en el hemisferio. Uruguay no es un productor importante de drogas.

Pero el experimento valiente del Uruguay podría iniciar una tendencia en toda América Latina.

Muchos países ya están despenalizando de manera formal el consumo de la mariguana o sólo se «hacen de la vista gorda a su uso».

La experiencia de Uruguay tendrá un gran impacto, sin duda, pero lo que sucede en Estados Unidos va a ser crítico para el futuro de la política de drogas.

Los expertos citaron que sólo en California se consume un estimado de 500 toneladas de mariguana al año, en comparación con las 22 toneladas en todo Uruguay.

Pero más importante que el tamaño del mercado, es evidente que Estados Unidos encuentra cada vez más dificultades para promover la prohibición y la aplicación estricta de América Latina y en otros lugares, indicaron.

La colaboración editorial fue firmada por Peter Hakim y Cameron Peines, el presidente emérito y asistente, de manera respectiva del Diálogo Interamericano, una organización con sede en Washington DC.

Los Angeles, 21 Ago (Notimex).