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La revelación de que el líder de al Qaeda, Ayman al Zawahiri, se había comunicado directamente con la rama yemení del grupo y que habían hablado sobre futuras operaciones ha causado gran consternación entre las autoridades del antiterrorismo de los países occidentales.

Esto indica que hay un alto nivel de coordinación entre el núcleo de al Qaeda y sus ramas, y que Al Zawahiri pretende provocar inestabilidad en lugares alejados a su escondite, que para algunos observadores, sería un lugar en la frontera entre Pakistán y Afganistán.

Aún hay pocos detalles acerca de la naturaleza de la conspiración que Zawahiri supuestamente estaba discutiendo con Nasir al Wuhayshi, el líder de al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas en inglés), pero claramente identificó al grupo como una filial efectiva y posiblemente la mejor preparada para atacar directamente a los intereses de Estados Unidos.

Las autoridades estadounidenses manifestaron su preocupación por que se hubiera planeado una operación que coincidiera con el fin del Ramadán, que con frecuencia ha sido un periodo de aumento en las actividades terroristas. El mes sagrado de los musulmanes termina el miércoles.

Un activo del AQAP

El gobierno yemení también reconoció la amenaza: emitió una lista de los 25 terroristas más peligrosos del país y prometió una recompensa a quien brinde información que lleve a la captura de cualquiera de ellos.

En los últimos 13 años, al Qaeda ha considerado a Yemen uno de sus territorios más prometedores, lo que inició con el ataque contra el buque USS Cole en el puerto de Adén en 2010.

En pleno Ramadán, en septiembre de 2008, Wuhayshi orquestó un complejo ataque contra la embajada estadounidense en Saná, una de las misiones diplomáticas más fortificadas del mundo. Al menos seis guardias yemeníes y cuatro civiles murieron.

Recientemente, AQAP fue responsable del fallido “atentado de la ropa interior”, que tenía como blanco un avión comercial estadounidense cuyo destino era Detroit, y del envío exitoso de una impresora explosiva en la sección de carga de un avión con destino a EU.

El pasado 11 de septiembre, tres o cuatro agentes de AQAP de Yemen participaron en el ataque contra una misión diplomática en Bengasi, según declaraciones que varias fuentes del antiterrorismo han hecho a CNN. Las autoridades de los servicios de inteligencia occidental sospechan que el grupo los envió para participar, pero no descartan que ya hubieran estado en Libia.

El impacto de los “drones”

Las fuerzas de seguridad yemení, a las que el presidente Abed Rabbo Mansour Hadi ha reorganizado los últimos 18 meses, han logrado recuperar territorios en el sur de Yemen que al Qaeda dominó brevemente y obligaron a los combatientes de AQAP, a los que en Yemen se conoce como Ansar al Sharia, a retirarse a las provincias montañosas como la de Hadramaut, en el sureste.

Los múltiples ataques de los aviones no tripulados de Estados Unidos (drones) de los últimos dos años, algunos se despacharon desde una base en el desierto del sur de Arabia Saudita, han hecho daño a la infraestructura de al Qaeda en Yemen. La Fundación New America estimó que han muerto cerca de 30 operativos de alto rango y que desde entonces ha habido una racha de ataques.

AQAP confirmó en julio que su subcomandante, Said al Shihri, había muerto. El año pasado, un drone mató a Fahd Mohammed Ahmed Quso, un agente de al Qaeda que se creía que había tramado el atentado contra el buque destructor USS Cole en 2000 en el que murieron 17 marineros estadounidenses. El clérigo nacido en Estados Unidos, Anwar al Awlaki, estaba entre las víctimas de un ataque con naves robot no tripuladas en la provincia de Yauf, en septiembre de 2011.

Los ataques con drones también ha provocado resentimiento entre las tribus yemeníes, especialmente por la muerte de civiles. En algunas provincias de Yemen se tolera a los combatientes de al Qaeda porque se considera que no son peores que las fuerzas de seguridad yemeníes y porque no se les considera como una amenaza para los locales.

La imposición del sistema de justicia islámica del Talibán en algunas regiones provocó que los Ansar al Sharia se fueran haciendo impopulares. Según Amnistía Internacional, entre sus castigos se cuentan las ejecuciones sumarias, las amputaciones e incluso la crucifixión pública.

La presión yemení

La ofensiva de Hadi contra el grupo, con apoyo de los servicios de inteligencia estadounidenses y saudíes, ha dejado sentir sus efectos. A mediados de 2012, el grupo perdió el control de las últimas ciudades grandes del sur.

AQAP no ha preparado un ataque suicida de gran magnitud contra las fuerzas de seguridad desde mayo de 2012, cuando murieron más de 100 soldados mientras ensayaban para un desfile en Saná. También parece que la dirigencia de AQAP teme que se hayan infiltrado varios informantes saudíes. Con todo, el grupo sigue asesinando a oficiales militares.

Muchos de los agentes de AQAP, incluida su dirigencia, se retiraron a las regiones remotas para reagruparse luego de la ofensiva militar yemení del año pasado. Tienen la ventaja de sus redes de simpatizantes bien establecidas y casas seguras en Saná y en el principal puerto, Adén. Parece ser capaz de ejecutar un ambicioso ataque contra los intereses occidentales en Saná.

Una fuerza adaptable

AQAP sigue siendo una organización adaptable y fortalecida por la incorporación de los endurecidos yihadistas saudíes; algunos de ellos pasaron un tiempo en Guantánamo. Ibrahim al Asiri, un joven saudí con experiencia en química, es el fabricante de bombas más diestro de al Qaeda.

Para Hadi, quien trata de entablar un diálogo nacional en Yemen y busca desesperadamente ayuda económica tras varios años de marcada decadencia económica, los encabezados actuales son una molesta distracción.

Estados Unidos considera que Hadi es un aliado firme después de las evasivas y el nepotismo de su antecesor, Alí Abdullah Saleh, y es probable que redoble sus esfuerzos ante una nueva alianza al interior de al Qaeda.

CNN