La edad promedio de inicio de relaciones sexuales en nuestro país es a los 16 años.

En México uno de cada 6 nacimientos ocurre en mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años de edad. (INEGI)

Los datos respecto a la manera en que los y las jóvenes mexicanos están viviendo su sexualidad hoy en día nos hace reflexionar sobre la necesidad urgente de dar educación sexual de manera formal desde la infancia y dejar a un lado la doble moral que nos caracteriza como sociedad.

Es un hecho que los adolescentes tienen relaciones sexuales y lo están haciendo sin la suficiente consciencia y responsabilidad que ello implica para protegerse no sólo de un embarazo no planificado, sino también de una posible ITS (infección de transmisión sexual).

Las consecuencias de un embarazo adolescente son muchas veces graves, ya que los riesgos médicos son muy altos entre esa población, como la muerte materna por complicaciones durante la gestación o el parto. Pero también familiar y socialmente tiene un impacto, ya que las adolescentes embarazadas generalmente pierden oportunidades de desarrollo académico pues abandonan sus estudios y les es difícil después encontrar un trabajo digno.

Existe actualmente mucha información respecto a los métodos anticonceptivos y es difícil que un joven no sepa que es un condón y para qué sirve; sin embargo, esto no es suficiente para el ejercicio de una sexualidad responsable.

¿Qué es lo que falta entonces?, sabemos que con una platica no basta, así que se hace necesario fortalecer la educación sexual desde todos los flancos. Las instituciones gubernamentales tienen ese deber aún no cumplido con la población, por un lado de crear programas nacionales que incluyan la educación sexual como una materia de salud, sin darle tintes morales ni valorativos. Y por otro, hacer accesibles los métodos anticonceptivos y la orientación médica para todos los jóvenes que lo soliciten.

El otro compromiso es el de los padres de familia, por que es justo en el núcleo familiar en donde debemos enseñar los límites, el amor propio y el sentido de responsabilidad.

Fuente: Más por más