[sws_blockquote_endquote align=”” cite=”” quotestyle=”style01″] Al lado de mí se había sentado una pareja de vestidos curiosos. [/sws_blockquote_endquote]

Llegué al Museo Mural Diego Rivera como a las 5:30 de la tarde. Tenía que hacer dos cosas en ese lugar. Ver la exposición de Instantáneas del sonido y, por otro lado, iba a escuchar una plática sobre los aportes africanos en la música de América Latina.

Justo afuera del museo se encontraban unas 30 personas, todas jugando ajedrez. Por más que me hubiera encantado quedarme a ver las partidas, tenía trabajo que hacer.

Una vez dentro pregunté cómo se le hacía para registrarse a la conferencia. Me hicieron esperar unos minutos y eventualmente me dijeron que escribiera mi nombre y correo en una lista que me entregaron. Hecho esto pedí permiso para ver la exposición antes de que comenzara la plática. No lo he mencionado, esta conferencia comenzaba a las 6:00 pm y eran las 5:50 pm. Me dijeron que era imposible y que me esperara a la plática. No pude hacer nada más que obedecer.

A los dos minutos nos dejaron entrar y nos dirigieron hacia la derecha a una habitación donde habían como 50 asientos y el mural de Diego Rivera (Fotografía de arriba).

Después de algunos minutos de estar sentado y viendo el mural. Un señor vestido completamente de blanco y con una sonrisa en la cara entró a la habitación. Yo estaba muy emocionado porque el tema me atraía mucho y el señor que iba a dar la conferencia tenía pinta de ser una persona muy divertida.

Se sentó al frente, lo presentaron y en seguida empezó a hablar. Su voz era suave y fácil de escuchar. Esas voces que si escuchas cuando estas un poco cansado o acabas de comer, sin duda te arrullan hasta que empiezas a cabecear. Se veía un poco tenso y nervioso, jugaba mucho con sus papeles y con la computadora que controlaba la proyección del Power Point.

La plática comenzó bien aunque demasiado formal para mi gusto y para la cantidad de personas que lo estábamos viendo. Éramos alrededor de unas 30.

Supongo que es el protocolo pero no creo que a mucha gente dentro del recinto le interesara saber su línea de investigación o la metodología que utilizó para hacerla. O puede ser que sí y a mí era al que no le interesaba, pero de nuevo, se me hizo demasiado formal como para lo que era (las cosas pueden ser serias pero entretenidas y hasta divertidas a la vez).

Después de como 20 minutos de estar repitiendo las mismas cosas por fin habló sobre lo que venía a hablar.

Explicó primero que Latinoamérica se divide en cuatro grupos: pueblos trasplantados, pueblos testimonio, pueblos nuevos y pueblo emergentes. De los que él se ocupó fue de los pueblos nuevos que son en los que se mezclan las culturas indígenas, europeas y africanas. ese proceso se le llama transculturación.

La música africana se caracteriza por los ritmos que se hacen con tambores, aunque en muchos tipos de música mexicana no se utilice el tambor, éste se vio sustituido por el zapateo.

Algunos tipos de música que surgen por la influencia africana son: El son, el mambo, la conga y el bolero. Algunos instrumentos y la manera de tocarlos, como el tocar un arpa y darle golpecillos para llevar el ritmo es otro ejemplo de influencia africana. Pero no sólo es en la manera de tocar la música, asimismo, explicó el doctor, existen elementos literarios adaptados a ésta.

Al lado de mí se había sentado una pareja de vestidos curiosos. Creo que ella tenía que hacer un trabajo sobre la conferencia porque estaba tomando notas…él no estaba haciendo mucho. De repente la escuché decir “Ya ni lo estoy escuchando, vámonos”.

Gracias a ese comentario me di cuenta que yo tampoco lo estaba escuchando. Llevaba más de 5 minutos sin hablar mucho, arreglando sus papeles constantemente y cada vez se veía más nervioso. Personalmente no me gusta ver a la gente en esas situaciones porque sé que yo no actuaría bien puesto en las mismas circunstancias. Decidí que lo mejor sería salirme.

Las partidas de ajedrez de afuera eran mucho más entretenidas que la plática de este señor.