El Grupo de los 20 (G-20) declaró que no habrá “guerra de divisas” y se mostró dispuesto a diferir los planes para establecer nuevas metas de reducción de deuda en la zona euro en un indicio de preocupación por el frágil estado de la economía.
Los ministros de Finanzas del G-20, que concluyen este sábado su reunión de dos días en Moscú, están interesados en apoyar los esfuerzos de las naciones de la zona euro, en momentos en que el crecimiento es muy frágil a nivel global.
Después de las conversaciones nocturnas, los ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales del G-20 acordaron un texto que está en su fase final para ser aprobado al término de la reunión.
La declaración se centrará en pronunciarse en contra de la llamada “devaluación competitiva”, en referencia a Japón, país que ha debilitado su moneda nacional, el yen, para favorecer sus exportaciones.
El G-20, que al principio iba a mantenerse al margen de las políticas del tipo de cambio, pedirá a las naciones de que se abstengan de realizar devaluaciones competitivas y mantener políticas monetarias que se dirijan a la estabilidad de precios y el crecimiento.
Los países en desarrollo han expresado su preocupación de que Japón está intencionalmente disminuyendo el yen para apoyar sus exportaciones mientras sus propias economías están siendo afectadas por esa política monetaria.
El G-20 agrupa a los mercados desarrollados y emergentes y representa el 90 por ciento de la economía mundial, pero se espera que Japón no firme la declaración final si se alude en forma directa a su política monetaria, que provoca una excesiva volatilidad en los mercados de divisas.
En la declaración, el grupo no señalará a Japón en forma directa por las agresivas políticas monetarias y fiscales que han visto caer el yen en 20 por ciento, en un intento del primer ministro Shinzo Abe para poner fin a dos décadas de deflación.
“Las monedas no se deben utilizar como una herramienta de la devaluación competitiva global, no debemos cometer el error que se ha cometido en el pasado de la utilización de las monedas como instrumentos de la guerra económica”, señaló el ministro británico de Finanzas, George Osborne.
Por su parte, el ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty, comentó que está “muy claro (…) que todo el mundo quiere evitar cualquier tipo de conflictos de divisas”.
Los ministros de Finanzas del G-20 reafirmarán su compromiso con la rehabilitación fiscal en la medida en que no afecte el crecimiento económico cuando aparecen signos de recuperación a nivel global a pesar de la persistencia de la crisis de deuda soberana en Europa.
Las naciones del G-20 son Argentina, Australia, Brasil, Reino Unido, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Estados Unidos y el grupo de la Unión Europea.
En el cónclave, Reino Unido, Francia y Alemania han puesto en marcha una campaña para imponer nuevas reglas globales que ponga freno a la evasión fiscal de las empresas multinacionales.
Los ministros de Finanzas de los gobiernos de Londres, París y Berlín, George Osborne, Pierre Moscovici y Wolfgang Schaeuble, en forma respectiva buscan una acción internacional que acabe con aquellas transferencias hechas con el fin de pagar menos impuestos.