¿Asistentes digitales de IA o solo otra voz más en tu casa?
Con cada actualización, los asistentes digitales de inteligencia artificial prometen más: más respuestas, más personalización, más eficiencia. Pero si alguna vez has sentido que tu asistente suena más como una guía automática de banco que como la tecnología del futuro, no estás sola.
¿Qué tan “inteligentes” son en realidad?
La nueva generación de asistentes con IA generativa —como los impulsados por ChatGPT o Gemini— ya no solo responden a comandos preestablecidos. Ahora entienden contexto, pueden escribir mensajes por ti, ayudarte a organizar tu agenda y hasta sostener una conversación decente. Esto marca una diferencia importante frente a las versiones anteriores, que solo activaban funciones básicas como prender las luces o poner música.
La IA que sabe (casi) cómo te sientes
Una de las grandes apuestas en los asistentes digitales actuales es la capacidad de identificar emociones a partir del tono de voz o tus patrones de comportamiento. Aunque no es perfecto, ya hay avances que permiten que la IA ajuste su tono o respuestas si detecta estrés o ansiedad en quien la usa. Suena a ciencia ficción, pero no está tan lejos de ser común. Un ejemplo es Replika, un chatbot que se presenta como “compañía emocional” y que ha ganado popularidad por sus interacciones hiperpersonalizadas.
¿Ayuda real o dependencia disfrazada?
Tener a alguien —aunque sea virtual— que te recuerde tomar agua, encender la cafetera a tiempo o te acompañe con playlists personalizadas puede sonar ideal. Pero también hay quien ha reportado una relación de dependencia emocional con estos asistentes, especialmente cuando empiezan a cumplir funciones que normalmente cubriría una red de apoyo humana. En esta nota sobre por qué te sientes más productiva en modo oscuro, ya hablábamos de cómo la tecnología está ajustándose a los ritmos personales. Los asistentes de IA son parte del mismo fenómeno.
¿Para qué sí sirven?
Más allá de la narrativa distópica, los asistentes digitales actuales pueden ayudarte a simplificar muchas tareas del día: desde redactar correos hasta crear rutinas para automatizar tu casa o darte recordatorios que sí tomas en cuenta. La clave está en usarlos como herramienta, no como compañía.
Publicado por Redacción.