Expertos señalaron que los infartos cerebrales van en aumento, no sólo por envejecimiento de la población, sino también por los males cardiovasculares, como la fibrilación auricular que se registra a consecuencia de sobrepeso, obesidad, sedentarismo, tabaquismo, hipertensión y diabetes, entre otras causas.

En el marco del Día Mundial de la Enfermedad Vascular Cerebral, que se conmemora el 29 de octubre, el cardiólogo Gerardo Vieyra Herrera, explicó que la fibrilación auricular es el tipo de arritmia cardiaca más frecuente en el adulto.

Expuso que esa arritmia se caracteriza por un latido irregular, lento o rápido, que favorece la acumulación de sangre en las aurículas del corazón formando coágulos capaces de viajar al cerebro, elevando el riesgo de un infarto cerebral más severo, discapacitante y mortal que los ocasionados por otros padecimientos cardiacos.

Vieyra Herrera comentó que las causas más comunes de la fibrilación auricular incluyen una presión sanguínea elevada, defectos en las válvulas cardíacas, cardiopatías reumáticas y la diabetes, así como factores dietarios y genéticos y del estilo de vida, como el estrés emocional y físico.

Aunado a ello, dijo que el consumo excesivo de cafeína, alcohol o drogas ilícitas también contribuyen para el riesgo de contraer una fibrilación auricular y desencadenar un infarto cerebral.

Advirtió que cuando una persona sufre un infarto cerebral o embolia, el tiempo que transcurre para llegar al hospital puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte.

Por ello, continuó, es importante solicitar atención médica dentro de las primeras horas de inicio de los síntomas, para reducir la discapacidad que pueda provocarle al enfermo.

Refirió que cada año, 15 millones de personas en el mundo sufren un evento vascular cerebral, de las cuales cinco millones fallecen y otra cifra similar queda discapacitada.

El especialista señaló que un infarto cerebral es producido por la interrupción del flujo sanguíneo debido a un coágulo isquémico o por la ruptura de un vaso dando lugar a un derrame hemorrágico.

Agregó que aunque ambos casos pueden presentarse tanto en hombres como en mujeres, su incidencia es mayor conforme avanza la edad, la cual va desde uno por ciento en la población general, hasta casi un nueve por ciento en personas cercanas a los 80 años.

Al respecto, el neurólogo Fernando Lara Soto informó que una de cada 100 personas mayores de 40 años desarrollará un infarto cerebral en algún momento de su vida, lo que trae consigo una carga económica y social para el paciente y su familia.

Ello, subrayó, debido a que 60 por ciento de quienes sobreviven a una embolia, le provoca parálisis, falta de coordinación motora, pérdida del habla o disminución visual y secuelas neurológicas que los hacen depender de otras personas.

En ese contexto, el también neurólogo Jefferson Proaño Narváez, resaltó que los nuevos anticoagulantes orales han revolucionado la medicina cardiovascular, ya que después de más de 50 años se dispone de un sustituto de la terapia tradicional como la warfarina.

Añadió que los nuevos medicamentos al ser más cómodos, eficaces y seguros para el paciente promueven el apego al tratamiento que evita la formación de coágulos y, por ende, el riesgo de infartos cerebrales.