Alimentos ricos en grasa, junto al tabaquismo, al alcoholismo y la poca actividad física, son factores que han redundado en el incremento de eventos vasculares cerebrales (derrames y embolias) en los últimos 15 a 20 años.
El especialista en Neurocirugía del IMSS en Jalisco, Noé Zamora Amezcua, dijo que lo más grave es que este tipo de accidentes cerebrovasculares solían ocurrir en personas de edad avanzada y en la actualidad tienden a presentarse a partir de la tercera década de la vida.
“Esto tiene un impacto mayúsculo, porque esta afección se ubica como la quinta causa de muerte en el estado y es también un importante motivo de incapacidad”, refirió el neurólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Expuso que tan sólo al IMSS llegan alrededor de 10 mil casos de derrame cerebral por año y detalló que existen dos causas fundamentales para que un derrame cerebral se presente: una de ellas es la de tipo obstructivo (isquémico) y la segunda es la ruptura de algún vaso sanguíneo que irriga el cerebro.
La forma obstructiva de un evento vascular cerebral (EVC), va muy de la mano con factores modificables como tabaquismo, alcoholismo, sedentarismo y dieta.
“Estos factores van a coadyuvar para que se reduzca el calibre del vaso sanguíneo o para que se formen coágulos que obstruyan la arteria que finalmente producirá una lesión del tejido cerebral”, detalló.
Expuso que esta forma de accidente cerebro vascular predomina en individuos de 50 a 60 años, aunque, reiteró, los factores arriba citados, aunados al estrés cotidiano, han contribuido a que personas de menor edad “estamos hablando a partir de los 30 años”, sufran de este tipo de eventos cuyas secuelas son muy severas.
De hecho, explicó, el 80 por ciento de los EVC son de tipo obstructivo y el daño para el paciente es proporcional a la extensión del tejido cerebral afectado.
“Las secuelas son en función de la magnitud del sangrado, este ocasiona el daño” y ocurren en la gran mayoría de los pacientes, “menos del 10 por ciento logran sobrevivir con secuelas mínimas”, manifestó.
Las secuelas de un EVC van desde parálisis facial, hasta imposibilidad para mover alguna extremidad o inclusive todo el cuerpo, sin pasar por alto alteraciones cognitivas y en el lenguaje.
Así, dijo, evitando los factores de riesgo ya mencionados y procurando un chequeo frecuente de los niveles de presión arterial que se manejan, son básicos para reducir en muy buena medida, el riesgo a desarrollar un derrame cerebral cuyas consecuencias son incapacitantes e incluso mortales.
Un dolor de cabeza intenso y súbito, suele ser el dato clásico de que un derrame cerebral está ocurriendo, aunque también puede haber síntomas más sutiles como pérdida de fuerza en alguna extremidad, ante lo cual, la atención médica es urgente.
Guadalajara, 24 Jul. (Notimex).