La publicidad nos ataca constantemente y nos crea muchas necesidades inútiles, eso lo saben todas las mujeres. Pero muchas compran de forma irracional, solo por el hecho de comprar.

¿Eres tú una de ellas? Pues no te preocupes porque aquí te damos las claves para no ser una compradora compulsiva.

Lo mejor es asignarse un tope al mes para evitar derrochar. A principios de mes utiliza el cajero para sacar dinero en efectivo, divídelo entre tus necesidades, asignando a cada una de ellas una cantidad coherente. Al principio es posible que no sepas calcular bien el gasto destinado, pero según pasen los meses te convertirás en una experta.

Olvídate de las tarjetas. Si necesariamente tienes que utilizarlas (por ejemplo porque tengas que hacer un desembolso importante) entonces es mejor optar por las tarjetas de débito que de crédito, evitarás sorpresas a fin de mes por algún cargo que no recordabas.

Adiós a las fáciles compras on line: la comodidad de hacerlo desde casa a cualquier hora es una tentación en la que no debes caer. En las webs nos presentan los productos de manera atractiva y los productos parecen que nos llaman, pero recapacita, sincérate contigo misma y piensa en si realmente lo necesitas y si lo puedes pagar.

Cuando desees adquirir algo y tenga un precio elevado, piénsalo durante un día. Analiza el uso que le vas a dar y si cuesta lo que vas a pagar. Quizás, al pensarlo tranquilamente te des cuenta de que es un capricho caro e innecesario, así que ya puedes sacarlo del carrito de la compra.
Piensa que el hábito de comprar compulsivamente sólo te hará feliz durante un breve periodo de tiempo, pero después el sentimiento de culpa será mayor.

Cuando hayas agarrado la costumbre de seguir estos pasos, además de comprar más racionalmente, habrás ahorrado una buena parte de dinero.

Fuente: Nosotras