El aeropuerto de Tempelhof, en Alemania, hizo historia cuando los aliados occidentales lo utilizaron para romper el bloqueo soviético de Berlín Occidental en 1948. Antes, había sido usado reiteradas veces por Adolf Hitler, y allí aterrizó, frente a una multitud exultante, el boxeador Max Schmeling en 1936, luego de vencer a Joe Louis en Nueva York. Pero el aeropuerto, ubicado en el centro de la ciudad, dejó de operar el 31 de octubre de 2008. Desde entonces, las autoridades estuvieron sin saber qué hacer con él.

Ahora el lugar está listo para ser transformado de un monumento histórico a un centro de aprendizaje histórico: en diciembre, el Senado de Berlín dio a conocer dos posibles diseños para una nueva biblioteca central, al lado de la pista de aterrizaje en desuso.

Si cualquiera de los diseños se realiza, el edificio estará destinado a convertirse en un rival para el célebre Centro Pompidou de París: un “edificio afirmación” de la arquitectura con 3.200 asientos para los lectores, galerías, espacios para eventos, restaurantes y una biblioteca infantil.

El aeropuerto icónico renacerá como un punto focal vibrante para la notoriamente dispersa vida socio-cultural de la capital alemana.

Uno de los diseños, realizado por la agencia Kohlmayer Oberst, fue comparado a una “nave espacial concreta” por el diario berlinés Die Tageszeitung. Repite la forma estirada de la antigua terminal, que se mantendrá en pie. El segundo diseño, recogido de 40 presentaciones, fue creado por el arquitecto de Zurich Mao y fue descrito por el Berliner Zeitung como un “vidrio de cristal”.

El Senado de la ciudad, en las próximas semanas, evaluará las distintas propuestas. Las obras comenzarán en 2016 y se extenderán durante cinco años con un costo de 270 millones de euros. Los críticos ya sugirieron que la suma final probablemente sea el doble.

Regula Lüscher, senadora para el desarrollo urbano, dijo que el nuevo edificio –que agruparía la Biblioteca Memorial de América y la biblioteca municipal en Breite Strasse bajo un mismo techo– se convertiría en “un centro abierto a la gente para la educación de todo el espectro social”. Es probable que su construcción sea seguida por alojamiento para los estudiantes y viviendas asequibles, de las cuales el 50% costaría menos de 8 euros por metro cuadrado.

El proyecto no está exento de críticas.

Políticos de la oposición sugirieron que la biblioteca es un proyecto vanidoso por parte del alcalde, Klaus Wowereit, y que se utilizará principalmente para que las empresas hagan negocios sobre las tierras que en la actualidad se encuentran vacantes. “Si se quiere construir una biblioteca para el pueblo, ¿por qué no hacerlo un lugar donde la gente está?”, cuestionó Alice Strover, ex secretario de cultura en el Senado de Berlín.

El centro cultural propuesto tiene muchas expectativas que cumplir. Las bibliotecas centrales existentes en Berlín atraen 5 mil visitantes por día, pero el senador Andre Schmitz predice que el nuevo edificio atraerá el doble. Unas 3,5 millones de personas al año, un número similar al del Centro Pompidou.

Fuente: Revista Eñe