Conseguir una mayor y mejor integración de la persona con discapacidad es el objetivo de la Escuela de Familia que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, instaló en su servicio de Medicina Física y Rehabilitación.
El titular del dicho organismo, Jorge Alberto Romano Romero, dijo que una vez por semana se realizan reuniones con personas que presentan alguna discapacidad, pero además se invita a los miembros de estas para enseñarlos a convivir con el padecimiento.
Destacó que el objetivo es asesorarlos en las acciones que hagan más llevadera la afección y, lo más importante, que logren que la persona tenga una mejor integración en las diferentes esferas de su vida.
“Desde el mecanismo por el cual la enfermedad logra afectar físicamente a la persona, hasta programas de actividad física e inclusive la orientación para adquirir conocimiento sobre el lenguaje de señas o el de lectura Braille, son ofrecidos en las sesiones semanales de la Escuela de Familia”, resaltó.
Agregó que además se cuenta con personal de psicología y psiquiatría para abordar también las repercusiones emocionales y mentales que trae consigo una discapacidad.
Indicó que las actividades desarrolladas en la Escuela de Familia se suman a las adecuaciones arquitectónicas que el Instituto tiene en sus instalaciones, con lo cual se procura, insistió, una mayor y mejor integración de la persona con alguna discapacidad.
Dijo que la normatividad de tipo arquitectónico para accesibilidad están contempladas para facilitar el acceso a las personas con discapacidad motora, pero también están las dirigidas a quienes tienen dificultad para la comunicación visual y de escritura.
“Con lectores de Braille para poderse orientar, o guías de balizamiento en el piso para facilitar su traslado dentro de un entorno específico de mejor manera y atendiendo el aspecto más significativo que es el ámbito humano, de la dignidad”, puntualizó.
Explicó que en la experiencia del servicio de Medicina Física y Rehabilitación que encabeza, las discapacidades motoras, subsecuentes a infartos cerebrales, son las más frecuentes.
“En ellas, con terapias que incluyen un plan de ejercicios pero también la aplicación de toxina botulínica, se consigue que hasta el 80 por ciento de los pacientes obtengan autonomía para su autocuidado, es decir “pueden alimentarse, asearse y vestirse por sí mismos”, afirmó.
Guadalajara, 6 Dic. (Notimex).