La experta Estela Chávez Delgadillo dijo que somnolencia e irritabilidad subsecuente a poco sueño, son datos clínicos que en pequeños de entre uno y tres años pueden deberse a problemas inflamatorios de las anginas.
La especialista en Otorrinolaringología del Hospital General de Zona 89 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco agregó que en un seguimiento de cerca de cuatro años se captaron niños con problemas de anginas, “y se llegó a conclusión de que la edad idónea para efectuar su extirpación es antes de la primera década de vida”.
Explicó que cuando las anginas se inflaman, “comúnmente a consecuencia de infecciones; o cuando son muy grandes, tienden a obstruir las vías aéreas, debido a su ubicación en la zona del paladar y la laringe y en función de la magnitud del problema, pueden acarrear complicaciones de leves a severas”.
“Generalmente un niño con problemas de obstrucción de vía aérea superior, ronca de manera constante”, puntualizó.
Se trata de niños “que están con la boca abierta o duran dos o tres segundos sin respirar por la noche, tienen apnea obstructiva del sueño que puede traer complicaciones neurológicas y el corazón tiende a crecerles para compensar la falta de oxígeno, además de ser irritables, somnolientos e inquietos porque no duermen bien”, dijo.
Añadió que “hay mamás que temen operar a los niños porque piensan que los dejarán sin defensas, pero una vez que las anginas empiezan a dar problemas, lo mejor es retirarlas quirúrgicamente”.
Precisó que la amigdalitis, por la cercanía con estructuras en cabeza y cuello, va a acarrear complicaciones en nariz y oídos.
“Los niños sienten los oídos tapados, les duelen cuando la obstrucción es mayor y ante cualquier cuadro gripal empiezan con otitis media cuyas secuelas, sin un tratamiento adecuado, los llevan a la pérdida de la audición”.
Señaló que por lo general son niños sanos, pero con anginas grandes que causan obstrucción y “o comen o respiran, por lo que tienden a ser delgados, no se oxigenan ni se alimentan de forma adecuada”.
Afirmó que una de las características que más llama la atención es la serie de co-mórbidos o enfermedades asociadas que desarrollan estos pequeños, “sus papás no los llevan al médico cuando roncan o porque tienen respiración oral o porque se enferman de manera continua, sino porque tienen rinosinusitis y otitis serosa”.
Resaltó que la cirugía para estos pequeños “marca una diferencia total y lo recomendable es practicar la intervención a partir de los tres años, debido a que el peso mínimo para este tipo de procedimientos debe ser de 15 kilogramos, los cuales en promedio se alcanzan a dicha edad”.
Comentó que el cambio se nota desde las primeras horas posteriores a la cirugía, cuando los niños pueden iniciar con la ingesta de líquidos y helados, pero sobre todo, van a dormir y a comer mejor, lo que optimiza su calidad de vida.
Subrayó que toda madre de familia que observe las características descritas en sus hijos pequeños, debe buscar asesoría médica y no permitir que el problema crezca y se haga crónico.
Guadalajara, 10 Jun. (Notimex).