En el Bellelay Abbey en Suiza, dos intrigantes charcos para aceite de motor crean reflejos serenos sin romperse de la arquitectura del techo.
Los arcos decorados de la capilla y techos abovedados son reflejados detalladamente en la superficie del aceite. A diferencia de los reflejos en el agua, los charcos de aceite minimizan el resplandor y permite que la gente mire profundamente en lo reflejado.
Es interesante la adición de estos charcos en la capilla ya que producen cierto contraste de claros y oscuros en una cautivadora yuxtaposición.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.