Aunque es una enfermedad que no distingue género ni tipo de piel, las mujeres son las más propensas a sufrirla a edad temprana.
La adolescencia es, quizás, una de las etapas más complejas de la vida. Poco a poco en el cuerpo comienza a manifestarse ciertas modificaciones que pueden afectar la autoestima, como por ejemplo las alteraciones en la piel por cambios a nivel hormonal que pueden derivar en trastornos como la rosácea, soriasis, y el conocido pero poco estético, acné.
Lo que también es poco conocido, es que esta enfermedad afecta a parte de la población adulta, y el problema se vuelve más delicado cuando la lesión deja de manifestarse en forma de espinillas para convertirse en barros y quistes. “El acné es una de las alteraciones de la adolescencia más incómodas en términos estéticos. De hecho, el 80% de la población adolescente lo presenta, y un 5% de la población adulta también lo padece”, comenta Belén Gilabert, experta en productos dermatológicos.
Sin embargo, recomienda que hay que tomarlo como lo que es: una fase normal de la adolescencia que con los cuidados adecuados y los productos indicados, pueden hacer que tu piel luzca mejor.
¿Pero qué es el acné? Es un trastorno inflamatorio de las glándulas sebáceas distribuidas en distintas zonas de la piel –rostro, pecho y espalda, principalmente– producido por una serie de factores hormonales e infecciosos. Puede manifestarse a través de puntos blancos y negros, y espinillas y barros, estos últimos en casos más extremos.
Y aunque es una enfermedad que no distingue género ni tipo de piel, son las mujeres las más propensas a sufrirla a edad temprana –a partir de los 10 años– y también después de los 20 años. Muchos son los factores que pueden incidir en la aparición de acné, aunque el principal de ellos es hereditario.
También están los cambios en los niveles hormonales; mala limpieza de la piel; altas dosis de vitamina; importantes períodos de estrés; etapa menstrual, en el caso de las mujeres, menopausia o por tomar antidepresivos”, finaliza Gilabert.
Cinco sencillos consejos para combatirlo
1.- Todas las noches limpia el rostro delicadamente con un jabón para piel grasa que no reseque la piel y que ayude a eliminar el exceso de grasa.
2.- Utiliza de forma diaria un jabón especial para pieles con espinillas que elimine el exceso de grasa, y dos o tres veces a la semana utiliza un exfoliante para una limpieza más profunda que limpie y desincruste los poros.
3.- No te rasques o aprietes puntos negros o espinillas, ya que aumentas el riesgo de cicatrices.
4.- No utilices productos cosméticos comprados en la calle, sin pruebas dermatológicas.
5.- Bebe abundante agua, dos o más litros al día.
Con información de El mostrador