Comer menos parece ser mejor, básicamente si se traduce en comer menos calorías. Reducir las calorías que consumimos diariamente disminuye la mortalidad y también el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el envejecimiento como las cardiovasculares o la diabetes. De momento el efecto de esta dieta más austera se ha visto en monos.

Los han observado científicos de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos) en un simio de gran parecido con el ser humano, el macaco rhesus. Antes de eso ya habían estudiado los efectos de la restricción calórica en el envejecimiento de gusanos, moscas, ratones y levaduras.

El Centro de investigación con primates de la Universidad de Wisconsins ha demostrado en un ensayo clínico con 76 primates que restringir en un 30% la ingesta diaria de calorías reduce la mortalidad y las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Según su estudio, publicado en la revista Nature Communications, aquellos macacos que pudieron comer sin restricciones de ningún tipo multiplicaron por tres sus posibilidades de enfermar y de morir.

Un grupo de monos rhesus ha estado bajo observación durante décadas. La mitad fueron seleccionados al azar para comer todo lo que deseaban, muestras que la otra mitad tuvieron una dieta severamente restringida con un 30% menos de calorías.

Ahora, 25 años después del inicio del experimento, los investigadores han visto que los simios que pudieron a comer a su antojo tenían aproximadamente tres veces más riesgo de muerte y enfermedad vinculada con su edad que aquellos que estaban a dieta de calorías.

Los monos que consumían un 30% menos calorías vivieron más tiempo. En cada grupo hubo 38 macacos. Entre los que no tenían límite para comer, murieron 28 por causas relacionadas con la edad, mientras que sólo hubo 10 fallecidos en el grupo con la dieta restringida.

Las causas de muerte fueron principalmente diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y atrofia cerebral. Para todas estas causas de muerte, los monos que se alimentaban sin límite de ningún tipo tenían una tasa de muerte casi dos veces mayor.