Tomas demasiadas decisiones como para seguirlas tomando.
Conoces esa sensación al final de un día largo dónde responder otra pregunta o tomar una decisión más se siente como rodar una aplanadora con las manos. Existe un término para esto, es “la fatiga de decidir” y se volvió una parte de nuestra lengua en el 2011 con un estudio que muestra que era más probable que los jueces en Israel dieran sentencias favorables al principio de cada sesión. Fuera de lo que esto implicaría a los reos, el estudio favorece mucho al mundo de los negocios.
La capacidad de tomar decisiones de un emprendedor se debilita con cada decisión sucesiva que tome.
Una forma de mantener tu mente alerta es mantener las decisiones mundanas e inconsecuentes a un mínimo. “Te sorprenderías cuánto impacto tienen las pequeñas decisiones de todos los días sobre nuestra fuerza de voluntad que aprovecharía mejor para decisiones más importantes,” dice el emprendedor y bloguero, James Clear.
Aquellos que evitan la fatiga de decidir convierten las pequeñas decisiones de cada día en obligaciones. En lugar de decidir todos los días si deberías hacer ejercicio antes de salir a trabajar, agendan días y se comprometen con algún amigo para siempre ir.
Clear aconseja que dejes todas las pequeñas decisiones que no puedes convertir en obligaciones para el final del día. “Siempre habrán decisiones que tomar que surgen todos los días que no puedes anticipar. Eso esta bien, es parte de la vida. Pero para la mayoría de nosotros, las decisiones que nos drenan más son los que hacemos una y otra vez. Estás son decisiones como “¿qué me pondré para el trabajo? ¿qué debería desayunar? ¿llevo la ropa a la tintorería antes o después del trabajo?”
“Todos estos ejemplos pueden decidirse en 3 minutos o menos la noche anterior, lo cuál significa que no estarás desperdiciando tu energía mental tomando estas decisiones al día siguiente. Tomarte el tiempo para planear, simplificar y diseñar las decisiones diarias que se repiten te dará más energía mental para tomar decisiones más importantes todos los días.”
Publicado por Othón Vélez O’Brien.