Cuando pensamos en países cafeteros se nos vienen a la cabeza naciones como Brasil, Colombia o quizás Etiopía. Y difícilmente pensamos en el que es el segundo mayor exportador del mundo: Vietnam.
Pero, ¿cómo su participación en el mercado saltó de 0,1% del total global a 20% en tan sólo 30 años y cómo esta rápida transformación ha afectado al país?
Cuando la Guerra de Vietnam finalizó en 1975 el país estaba devastado y las políticas económicas copiadas del modelo soviético no estaban surtiendo ningún efecto.
Colectivizar la agricultura resultó ser un desastre, así que en 1986, el Partido Comunista la reversó y al mismo tiempo hizo una gran apuesta: el café.
La producción de café creció entre 20% y 30% anualmente en la década de los años 90.
La industria ahora emplea alrededor 2.6 millones de personas y los granos crecen en medio millón de pequeñas haciendas, cada una de entre dos y tres acres.
Esto ha ayudado a transformar la economía vietnamita. En 1994, alrededor de 60% de los vietnamitas vivían debajo de línea de pobreza, hoy en día son menos del 10%.
Will Frith, un asesor del sector cafetero que vive en Vietnam, aclaró que “tradicionalmente los vietnamitas tomaban té oscuro, como el chino, y aún lo hacen”.
Y, aunque sí toman café, a veces con leche condensada o en un cappuccino hecho con huevo, principalmente cultivan el grano para la exportación.
Instantáneo y amargo
“Queremos llevar la cultura del café vietnamita al mundo. No va a ser fácil pero el próximo año deseamos competir con las grandes marcas, como Starbucks” – Dang Le Nguyen Vu
El café fue introducido en Vietnam por Francia en el siglo XIX y para 1950 una planta de procesamiento de café instantáneo ya estaba funcionando.
Y así es que como los vietnamitas lo consumen. A eso se debe, en parte, que en países como Reino Unido, en donde se usa más instantáneo que espressos, lattes y capuccinos, cerca del 25% del café proviene de Vietnam.
Las tiendas de café de alta calidad compran principalmente café de grano arábigo. Pero en Vietnam se cultiva el grano robusta, que es más fuerte.
El grano arábigo contiene de 1 a 1,5% de caféina, mientras que el robusta tiene entre 1,6 y 2,7%, por eso es más amargo.
Pero en el café hay mucho más que cafeína.
“Hay un complejo proceso químico involucrado en los sabores inherentes del café”, explica Frith.
“La cafeína es un porcentaje tan pequeño del contenido total, especialmente comparado con otros alcaloides, que su efecto en el sabor es minúsculo”.
Algunas compañías como Nestle tienen plantas procesadoras en Vietnam que tuestan el grano y empacan el café.
Pero Thomas Copple, economista de la Organización Internacional del Café en Londres, afirma que la mayoría se exporta como café verde y posteriormente se procesa en otras partes, como Alemania.
De Vietnam al mundo
Aunque grandes números de vietnamitas pueden ganarse la vida gracias al café, muy pocos se han hecho ricos.
Uno de esos pocos ejemplos es el multimillonario Dang Le Nguyen Vu. Su compañía, Trung Nguyen Corporation está basada en la ciudad de Ho Chi Minh, antes Saigón, pero su riqueza está en las tierras altas del centro del país, en Buon Ma Thuot, la capital vietnamita del café.
El presidente Vu, como lo llaman, tiene cinco Bentleys y 10 Ferraris. La revista Forbes dice que su fortuna alcanza los US$100 millones. Esto en un país donde el ingreso promedio anual es de US$1.300.
Pero la expansión de la industria del café tambien ha tenido desventajas.
La actividad agrícola en este país conlleva peligros debido al enorme número de minas sin explotar que quedaron el terreno después de la guerra de Vietnam.
Se piensa que 83% de los campos de cultivo en la provincia de Quang Tri contienen bombas.
Los medioambientalistas también advierten que se avecina una catástrofe.
El Fondo Mundial para la Naturaleza calcula que se han mermado 100.000 kilómetros cuadrados de bosque desde 1973, algunos debido a los cafetales, y los expertos afirman que gran parte de la tierra que se usa para cultivo de café se está agotando gradualmente.
Poco entrenamiento
Los agricultores vietnamitas están utilizando demasiada agua y fertilizantes, asegura el doctor Dave D’Haeza, experto en tierras.
“Hay una creencia tradicional de que necesitas hacerlo de esa forma. Nadie realmente ha sido entrenado en la producción de café”.
“Cada agricultor en Vietnam es el perito de su propia parcela”, agrega.
Por otro lado, algunos miembros de las muchas minorías étnicas de Vietnam denuncian que se han visto forzados a dejar sus tierras.
Pero el “presidente Vu” piensa que el café ha sido muy bueno para Vietnam.
Ahora planea establecer su propia cadena internacional de establecimientos de café al estilo vietnamita.
“Queremos llevar la cultura del café vietnamita al mundo. No va a ser fácil pero el próximo año deseamos competir con las grandes marcas, como Starbucks”, anticipa.
“Si lo conseguimos y nos ganamos el mercado de Estados Unidos podremos conquistar al mundo entero”.