El Papa Francisco dialogó hoy con 200 mil fieles durante una vigilia en la Plaza de San Pedro, que incluyó una serie de preguntas a las cuales respondió con humor y también con algunos reclamos en temas políticos y económicos.

Jorge Mario Bergoglio presidió la tarde de este sábado un magno evento con representantes de unos 150 movimientos y grupos católicos venidos de todo el mundo en el marco del «Año de la fe», una iniciativa que busca revitalizar el catolicismo.

Tras haber realizado un largo recorrido a bordo del papamóvil por la plaza vaticana y la vía de la Conciliación, el obispo de Roma respondió a cuatro preguntas libres y habló improvisando durante unos 40 minutos.

En varios momentos de la conversación demostró un gran sentido del humor, como cuando aseguró que en la noche se queda dormido rezando y aclaró: «Jesús me entiende».

En otro momento, el pontífice comentó: «cuando voy a confesar» para corregirse de inmediato: «iba, porque ahora ya no (…), salir de aquí es imposible», en alusión al Vaticano.

Cuando habló sobre su deseo de una Iglesia pobre y para los pobres, aseguró que la actual crisis del hombre destruye al mismo hombre y ante eso resulta absurdo preocuparse de los bancos y no de las familias.

«En la vida pública, política, si no existe la ética todo es posible, todo se puede hacer. Entonces vemos, leemos en los diarios, cómo la falta de ética en la vida pública hace tanto mal a la humanidad entera», aseveró.

«Si caen las inversiones y los bancos, es una tragedia, pero si, al contrario, las familias están mal, no tienen qué comer, entonces no pasa nada: esta es nuestra crisis de hoy. La Iglesia pobre y para los pobres va contra esta mentalidad», agregó.

Precisó que la Iglesia no es un movimiento político ni una estructura bien organizada, ni tampoco una Organización No Gubernamental, porque cuando la Iglesia se vuelve una ONG pierde «su sal», no tiene sabor y se convierte en una organización vacía.

Pidió a los feligreses ser astutos porque «el diablo nos engaña» y tienta con el peligro de buscar la eficiencia a toda costa. «Una cosa es predicar a Jesús y otra cosa es la eficiencia», insistió.

Calificó como un escándalo que no sea noticia la muerte de un mendigo por el frío o que los niños no tengan qué comer, además de exhortar a ir en contra de la cultura del enfrentamiento, de la fragmentación y de la cultura del descarte, que margina a ancianos y niños.

«Cuando la Iglesia se vuelve cerrada se enferma, como una habitación que permanece cerrada y donde el aire está viciado. Prefiero mil veces una Iglesia accidentada, antes que una Iglesia enferma por cerrada», concluyó el pontífice.

Ciudad del Vaticano, 18 May (Notimex)