Si estás intentando bajar de peso y a pesar de seguir las instrucciones de la dieta y no faltar al gimansio, la balanza no te da los resultados que esperas, no te desesperes. Seguramente hay algún factor que no has considerado y necesitas prestar más atención, tanto a tu dieta como a tus hábitos, para descubrir las conductas saboteadoras que eviten lograr tu propósito.

Aquí, algunas de las causas más comunes por las que no adelgazas:

1. Consumes muy pocas calorías. Muchos cometen el error de creer que entre más calorías recorten a su dieta más peso perderán de forma rápida y visible. Los expertos advierten que sucede lo contrario. Tratar de mantener una dieta muy baja en calorías te puede llevar a comer compulsivamente y luego abandonar el régimen tan restrictivo. Además, investigadores del Baylor College of Medicine de Houston aseguran que las mujeres que consumen una dieta menor de 1,200 calorías diarias pueden provocar la lentitud del metabolismo y un estancamiento del mismo a largo plazo.

2. Tienes una lista de alimentos prohibidos. Decirte a ti misma que no puedes comer cierto tipo de alimentos puede tener efectos nefastos. Estudios recientes indican que incluir en tu régimen pequeñas dosis de alimentos “prohibidos” puede tener consecuencias positivas y hacerte sentir mejor con respecto a tu dieta. Una investigación en España demostró que las mujeres que incluyen una pieza de pan en su dieta de adelgazamiento pierden más peso y además se sienten más satisfechas después de comer en comparación con aquellas que lo suprimen del régimen alimenticio.

3. Te saltas el desayuno. Un desayuno saludable no solo es la mejor forma de comenzar el día sino que también puede ayudarte a mantenerte firme en tu dieta y cumplir tus propósitos de perder peso. Estudios tras estudios han demostrado que un desayuno que contiene la cantidad adecuada de proteínas y carbohidratos contribuye a reducir los kilos de más y a mantener el peso correcto a largo plazo. La mejor apuesta: un pan tostado integral, un huevo al gusto y una porción de fruta.

4. Receso de fin de semana. Has pasado cinco días cuidando todo lo que comes pero llega la noche del viernes, el sábado y el domingo y te dedicas a disfrutar sin restricciones las happy hours, comidas en familia, salidas al restaurante, etc. ¡Cuidado, eso es un claro sabotaje! Para contrarrestarlo, aprovecha los fines de semana para cocinar y probar nuevas recetas saludables y realizar actividades al aire libre.

5. Te excedes después del ejercicio. Después de una intensa jornada en el gimnasio o la caminadora decides “recompensarte “con bebidas deportivas o barras cargadas de azúcar o platos de comida que instantáneamente te harán recobrar las calorías que quemaste con tanto esfuerzo. Cuando quedes hambrienta luego de ejercitarte, opta por un stick de queso bajo en grasa, una taza de leche con chocolate low-fat y sin azúcar o la mitad de una barra que contenga tanto proteínas como carbohidratos.

6. Duermes muy poco. Estudios han demostrado que el hábito del sueño es necesario para mantener no solo la salud sino también el peso adecuado. Y es que una investigación reciente comprobó que los que duermen menos de 8 horas cada noche, pueden consumir hasta 550 calorías más que aquellos que tienen mala calidad de sueño.

7. Sucumbes ante las dietas de moda. Hace dos años perdiste bastante peso y al siguiente año lo recobraste de nuevo. ¿Es la historia de tu vida, cierto? Está comprobado que las dietas yo-yo se traducen pronto en un rebote de peso. Recuerda que la única pérdida de peso acertada a largo plazo está arraigada en un compromiso en la dieta sana y el ejercicio, olvídate de los planes de moda o los regímenes de privación de cierto grupo de alimentos. Acude con un nutriólogo certificado para comenzar a adaptar un nuevo y saludable plan dietético con resultados perdurables.

Con información de Estilo HN