La maternidad hace que las mujeres hagan cosas que seguramente nunca imaginaron, además es causante de unos cuantos efectos secundarios, como el de actuar como mamá toda la vida sin importar que los hijos crezcan, cuidar y preocuparse de todo el mundo, muchas veces de manera exagerada, y algunos otros hábitos como los siguientes:
1. Limpiar la nariz de alguien más. Seguramente tu madre te quitó los mocos de niño, pero lo peor es que aunque ya tienes más que edad suficiente para hacerlo ella sigue intentando ser quien limpie tu nariz.
2. Hacer que todos usen un suéter. Aunque en la calle la temperatura esté a 30 grados ella hará que te pongas un suéter para no enfermarte con el calor infernal.
3. Desarrollar un gran sentido del olfato. Después de saber cuando era tiempo de cambiar un pañal, ahora con sólo olfatear detectan cualquier cosa echada a perder o ropa sucia escondida bajo la cama.
4. Tener una obsesión con las manchas. Ya pasas de los 20 años y estás comiendo en un restaurante con tus padres, de pronto te manchas la camisa o la boca, acto seguido tu madre está ya con una servilleta intentando limpiarte.
5. Usar la saliva para muchas cosas. Por desagradable que suene, la baba de tu mamá es una de sus mejores herramientas para hidratar, curar heridas, limpiar y peinar.
6. Cuestionar lo que los demás comen. Todo el mundo o casi todo el mundo sabe leer las etiquetas donde vienen las calorías, pero ella no desaprovechará cualquier oportunidad para decirte cuántas tiene lo que comes y lo mucho que te hace daño.
7. Convertirse en un botiquín. Qué importa si existen doctores, tu mamá siempre tiene el remedio ideal para cualquier tipo de enfermedad, incluso si vivieras en la edad media sería capaz de curar a los leprosos con un té de manzanilla.
8. Criticar la vestimenta. Que si los pantalones, la falda, los tenis, tacones, ella rara ve estará feliz con los que usas, por lo que siempre te preguntará: “¿Así vas a salir vestid@?”.