El Día Mundial del Árbol, que se celebra hoy, es una oportunidad para recordar la importancia de proteger 139 millones de hectáreas de la superficie forestal del país y contrarrestar los efectos de la deforestación.
Los árboles están presentes desde el principio de la historia, por lo que sus beneficios son conocidos y aprovechados desde hace miles de años por el hombre, pero también han sufrido los efectos de la transformación, industrialización y crecimiento demográfico.
Esta planta tiene un importante valor económico, ya que de ella se obtienen distintos materiales que se pueden comercializar.
La madera se utiliza como tablas para la construcción; su pulpa permite la confección de una gran diversidad de papeles; además proporciona el corcho, las resinas y el látex -líquido segregado por algunos árboles, como el del caucho-, las gomas, los barnices, el tanino y la cola, que son aprovechadas y procesadas para la industria maderera.
De acuerdo con la Guía Práctica sobre Cambio Climático y Bosques de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en el territorio nacional, el 60 por ciento de esa superficie forestal son bosques y selvas.
La deforestación y la degradación de los bosques generan emisiones que representan alrededor del nueve por ciento de las emisiones totales de carbono, catalogado como un Gas Efecto Invernadero (GEI), emitidas por el país.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), México se encuentra entre los primeros países con mayor deforestación en el mundo.
La estimación más reciente durante el periodo 2005-2010 es de alrededor de 155 mil hectáreas por año, que aunque es menor a la reportada para el periodo 2000-2005, es decir, cerca de 235 mil hectáreas, aún representa una cifra considerable.
En ese sentido, el Día Mundial del Árbol representa una oportunidad para hacer conciencia de que las plantas y bosques nos proveen importantes servicios ambientales ya que son hábitats y refugios para la biodiversidad, brindan alimento y materias primas y pueden funcionar como barreras contra desastres naturales.
De igual manera, los árboles juegan un papel importante en la adaptación al cambio climático ya que absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y lo convierten, a través de la fotosíntesis en carbono que almacenan en su tronco, raíces, hojas y otros tejidos vegetales.
Sin embargo, cuando son destruidos por el cambio de uso de suelo, por la explotación excesiva o por el incremento en la frecuencia y severidad de los incendios, el carbono almacenado es liberado nuevamente hacia la atmósfera contribuyendo a agravar el problema del cambio climático.
Suecia fue el primer país que celebró el Día del Árbol en 1840 al tomar conciencia de la importancia que tienen los recursos forestales, del cuidado que se debía brindar a los árboles y la necesidad de introducir a los niños en el conocimiento y la práctica de una tarea a largo plazo.
Años más tarde, grupos de suecos emigraron a Estados Unidos y llevaron consigo esa herencia cultural, cuyo ejemplo sirvió para que en ese país también instituyera su Día del Árbol en 1872.
En el Congreso Forestal Mundial realizado en la ciudad de Roma en el año 1969, se acordó que el 28 de junio se conmemoraría el Día Mundial del Árbol.
Desde entonces en varios países en todo el mundo se recuerda la importancia de proteger las superficies arboladas, pues de ellas se obtiene aire puro, agua, alimentos, medicinas, refugio, combustibles, muebles, materias primas y es también una fuente de trabajo.
En el caso de México, en 1959 y por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, se adoptó esa celebración para cada segundo jueves del mes de julio.
Durante esta celebración se realizan distintas actividades como donativos de esta planta, canjes de basura u otros residuos por árboles; además de reuniones colectivas para plantar, con el objetivo de evitar y contrarrestar los efectos de la deforestación.
Todos esos esfuerzos para concientizar en todos los niveles, a fin de fortalecer la conservación y desarrollo de todo tipo de bosques, en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Es importante recordar que los árboles resultan absolutamente esenciales para la vida del planeta: purifican el ambiente al oxigenar el aire, proporcionan sombra, mejoran sectores erosionados, humedecen el ambiente, reducen el ruido.
Además, son capaces de temperar el lugar donde se encuentran, ya que provocan sensación de frescura y humedad, incluso deteniendo las heladas con su follaje; producen alimentos y múltiples recursos.
Un árbol es un complejo ecosistema que mantiene a numerosas especies de invertebrados (insectos, arácnidos, miriápodos), así como vertebrados (aves, reptiles y mamíferos), que encuentran en él su alimento, por medio de las hojas, yemas, brotes o frutos, y refugio.
Por ello esta conmemoración también coadyuva a llevar a cabo mejores estrategias y programas forestales para lograr el aprovechamiento adecuado de la vasta gama de recursos que proporcionan los bosques en el país.
México, 28 Jun. (Notimex).