El hallazgo permitiría basar la medicina futura en el uso de arácnidos
Investigadores realizan estudio en el que descubren una clave para proteger del veneno de otras especies
El grupo de investigación, encabezado por el Dr. Chávez-Olortegui, utilizó las llamadas arañas marrones, del género Loxosceles, una variedad peligrosa, cuyas picaduras pueden provocar reacciones graves en las personas e incluso la muerte, publicó la revista Vaccine.
Debido a las características de las mordeduras de esta variedad, los científicos construyeron una proteína recombinante formada por tres piezas de una toxina venenosa de la araña, con la intención de que, por medio de técnicas de ingeniería genética y biología molecular, se puedan obtener inmunógenos sintéticos.
Hasta ahora, las técnicas de vacunación que existían frente a estos arácnidos no resultaban tan eficaces, principalmente por los efectos secundarios asociados, ya que se administraba el veneno de manera directa a los animales para que desarrollaran anticuerpos frente a este tipo de sustancias.
Con esta nueva proteína ahora se puede proteger contra más de una toxina venenosa de estas arañas marrones, lo que además aumenta las posibilidades de vacunación.
Esto permitiría basar la medicina futura en el uso de arañas para diseñar las vacunas de los próximos años y abrir un nuevo campo en la medicina.
Además, con la metodología que desarrollaron, se podrían construir nuevas vacunas en el futuro, basadas en toxinas de arañas y de otras especies venenosas como serpientes, por ejemplo.
La vacuna desarrollada fue probada en conejos, con resultados similares a los que provoca la toxina completa cuando se administra directamente a estos animales.
Además, se consiguió que mediante esta proteína se obtuviera protección frente a otras especies de arañas marrones, como la Loxosceles intermedia y la Loxosceles gaucho, por lo que el uso de arácnidos para diseñar las vacunas parece una buena estrategia que podría proteger a muchas personas de las picaduras de estos animales.