Doel en Bélgica es, desde 2009, una ciudad fantasma doblemente destrozada por la implantación de una central nuclear en 1970 y por la expansión del puerto de Amberes, lo cual amenaza al pueblo de una posible demolición.
Por esta razón la mayoría de los pobladores se ha marchado. De sus mil 400 habitantes, a esta ciudad le sobreviven 20 personas, no queda casi nadie y la única alma que sobrevive en las calles viene de los graffittis que habitan en los muros de las casas y construcciones abandonadas.
En espera de que la ciudad no se transforme o se destruya, los street artists decidieron convertirla en un lugar de expresión y con la colaboración de fotógrafos entusiastas han decidido inmortalizar este museo al aire libre.
