Fiestas y Verbenas
Historia de las Fiestas Decembrinas I
Entra diciembre. Las calles adoquinadas se visten de fiesta; luces, colores, esferas, pinos adornados, nacimientos, puestos de comida, aguinaldos y postres. En los teatros se leen títulos de pastorelas mientras las escuelas, ajetreadas, presionan a sus profesores de artes para elaborar los festivales, en su mayoría bilingües, que inspiren el ambiente navideño entre los padres de familia. Todos los mexicanos nos apuntamos al jolgorio decembrino. Pero surge la duda, ¿de dónde provienen todos los elementos que hacen de Diciembre un mes mágico? En esta ocasión, Ecos del Pasado, se engalana de rojo y verde esperando satisfacer la curiosidad de nuestros lectores.
Diciembre proviene del latín december, o sea décimo. Originalmente, en la época de los césares, el año se dividía en diez meses, para después aumentarlo a doce, ya que bajo el gobierno de Numa Pompilio se anexaron los meses de Enero (en honor al dios Jano) y Febrero (dedicado a Februus, dios de las ceremonias de purificación). En lo referente al establecimiento de la fecha de la Navidad, existe gran polémica; sin embargo, consideramos atinada la opinión de la Dra. Teresa Rhode, en su texto Tiempo Sagrado, donde comenta que no se conoce con exactitud cuándo nació el fundador del Cristianismo, y no fue sino hasta el siglo V cuando se instauró el día 25 como fecha, sustituyendo así el culto a dioses solares como Mitra o Atis. Sin embargo, este fechamiento tardó en formalizarse, siendo el papa Adriano I, en el 781, el primero en aceptarlo y computar la historia en antes y después del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Cuando se habla de Navidad, no sólo nos referimos al 25 de diciembre, sino a todo aquello que acompaña a la conmemoración del nacimiento de Cristo. Los colores navideños: verde y rojo, tienen su origen en los cultos paganos de la antigüedad, relacionados a las adoraciones al sol y la fertilidad. La presencia del muérdago proviene de los celtas, así como el cultivo del acebo, planta perenne de púas y frutos rojos, que posteriormente se interpretó como la corona de espinas (verde) y la sangre de Cristo (rojo). Los adornos naturales, como las guirnaldas navideñas, provienen de las tradiciones antiguas que celebraban el triunfo de la vida sobre la muerte, pues al pasar el invierno sobrevendrá la primavera,
donde todo renacerá, así como el sol muerto resurgirá brioso a la entrada del equinoccio de primavera. En la zona nórdica, se celebraban las fiestas de Wodan (Odín) y Freyer, este último asociado a la fertilidad y representado con un gran jabalí; esta época invernal se le conocía como Yuletide, y era tradicional los grandes banquetes en honor a estas deidades, con el sincretismo cristiano, se sustituyeron estas lujosas viandas por la famosa cena navideña; es por ello que durante esta época decembrina se regalen sabrosos guisos y pululen los suntuosos postres.
La presencia de las pastorelas y los nacimientos se lo debemos a los franciscanos. Se atribuye al mismo San Francisco de Asís la instauración de dichos elementos, pues cuando se le dio el permiso papal para instaurar su regla conventual, parte del objetivo era la evangelización. No obstante, ante la diversidad lingüística, los frailes idearon crear cuadros vivientes donde se representaran escenas de la anunciación y el nacimiento de Cristo. La Dra. Norma Román Calvo, comenta que con la llegada de esta orden a la Nueva España, se llevaron a cabo representaciones teatrales con este motivo, el cual se fue transformando a lo largo de los tres siglos, llegando así a tomar el rumbo actual, donde se busca hacer una burla política o social más que a evangelizar propiamente. Sin embargo, los cuadros vivientes de los franciscanos, dieron pie a la instauración de los famosos nacimientos, durante la época virreinal se volvió, incluso, tema de concurso popular, donde las casas competían por el primer lugar. Actualmente, museos de sitio como la Casa de la Bola y la Casa del Risco, ambas en el Distrito Federal, año con año, colocan grandes nacimientos dignos de visitarse.
Hasta aquí la primera parte de esta subsección de Ecos del Pasado. Adelantamos que la próxima edición estará enfocada al arbolito de navidad, así como a una de las figuras icónicas de estas fechas: Santa Claus. Por lo pronto les deseamos felices fiestas y buen cierre de semana. Que Mitra ilumine sus solsticios invernales.