Con el objetivo de ofrecer a la población información sobre la legislación, uso y seguridad de los edulcorantes sin y bajos en calorías (ESBC), en el marco del Congreso de la Intenationational Sweetener Association (ISA), se dio a conocer un documento de consenso sobre su uso y seguridad.
Los ESBC son aditivos alimentarios utilizados como sustitutivos de azúcar para endulzar alimentos, medicamentos y complementos alimenticios cuando se persiguen fines no nutritivos, señalan las conclusiones del análisis realizado por expertos multidisciplinarios de nutrición y salud.
Expone que todos los ESBC han sido sometidos a pruebas de seguridad y que su proceso de regulación es riguroso y la obtención de la autorización de uno nuevo podría a durar hasta 20 años.
Los estudios, publicados en la revista española Nutrición Hospitalaria, revelan que no existe relación entre el consumo de ESBC y la aparición de enfermedades no transmisibles, como cáncer, afecciones cardiovasculares, neurológicas ni con alteraciones relacionadas con el embarazo.
Por tanto, aseguran que su consumo en cantidades indicadas no presenta riesgo para la salud, inclusive en los consumidores españoles se ha reducido en 50 por ciento la caries dental.
Asimismo, señala que los ESBC no afectan a los niveles de glucosa o insulina en el plasma sanguíneo, representando un instrumento adicional en el tratamiento dietético de personas con diabetes y obesidad, ya que constituyen un elemento clave en el control metabólico hidrocarbonado.
Incluso afirma que se ha descubierto que la ingesta de alimentos y bebidas con ESBC combinados con práctica de actividad física y un estilo de vida saludable, tiene una relación con la pérdida de peso y en el mantenimiento de un peso saludable.
Señala que las personas consumidoras de edulcorantes tienen una ingesta calórica menor que los que tienen una alimentación con productos con una composición original, mostrando un mejor balance energético.
Recomienda que el consumo de ESBC durante la infancia debe de considerarse como un recurso secundario cuando otras estrategias preventivas hayan fracasado, exceptuando el uso de productos farmacéuticos.