Partió de Florida hace un año, y tras haber recorrido 30.500km, está ahora más cerca de Europa que de América del Norte.
Es la primera vez que los científicos observan gracias a un rastreador satelital cómo un tiburón de esta especie cruza el océano.
El proyecto Ocearch sigue a Lydia, una joven hembra de 4,4 metros de largo, desde marzo de 2013, cuando los investigadores le colocaron un dispositivo de rastreo en una plataforma marina cerca de Florida.
El enorme animal hizo historia hace unos días, al cruzar la dorsal oceánica Atlántica, que marca el límite aproximado entre oeste y este.
El equipo que le sigue los pasos está pendiente de cuál será su siguiente destino.
Según Chris Fisher, líder de la expedición y fundador del proyecto de rastreo global de tiburones Ocearch, dice que puede ser que Lydia esté embarazada y que se dirija hacia el Mediterráneo, tal como reporta Paul Rincon, editor científico.
Embarazo
El pasado domingo, Ocearch anunció que la tiburón había cruzado la dorsal Atlántica hacia el este.
Y aunque muchas veces se argumenta que estas son aguas demasiado frías para un tiburón, Fisher lo pone en duda.
«Una de las cosas que aprendimos con los tiburones en el Atlántico es que lo que pensábamos que era demasiado frío simplemente no lo es», dijo el científico.
«Lydia viene desde Nueva Escocia (Canadá)… Estos tiburones son capaces de lidiar con temperaturas del agua muy bajas durante largos períodos de tiempo».
En cuanto a cuál puede ser el destino de la viajera tiburón, Fisher tiene una sospecha que no todos en su equipo comparten.
«Si tuviera que adivinar, diría que Lydia está embarazada, y que ha estado en el océano abierto gestando a sus bebés y que la próxima primavera nos conducirá a donde nacerán esos tiburones blancos bebés», dijo el director de la expedición.
Fisher, quien ha dirigido numerosas expediciones oceánicas, cree que este lugar podría ser el Mediterráneo, cerca de Turquía, pero aclara que no es más que una suposición.
«Ella podría dar la vuelta ahora mismo y volver a Florida».
Según Fisher, en el pasado se han visto algunos pequeños tiburones blancos en el Mar Egeo, pero algunos de los científicos de su equipo no comparten la idea del embarazo.
Y la razón es que los análisis de sangre que se le realizaron a Lydia antes de su viaje indicaban que no estaba embarazada cuando le colocaron su rastreador.
Sin embargo, Fisher defiende su teoría explicando que aún existe incertidumbre en la forma en que se produce la gestación en las hembras de tiburones blancos.
«El esperma del macho llega en un bulto cubierto con un cascarón. Pueden llevarlo así durante un tiempo hasta que un órgano especial rompe el cascarón y entonces se quedan embarazadas».
«Sabemos que son 18 meses desde que descubrimos la presencia de las crías hasta que nos llevan al lugar donde nacen. Lo que no sabemos es durante cuánto tiempo pueden llevar el bulto de esperma y cuánto tarda su cuerpo en romper el cascarón», dijo Fisher.
Un largo viaje
Tras haber recorrido en total 30.500 kilómetros, Lydia está ahora a aproximadamente 1.600km de la costa occidental de Irlanda y Reino Unido, y a unos 4.800km de Jacksonville, Florida, donde le colocaron su rastreador.
Los científicos usan una plataforma hidráulica hecha a medida de 34 toneladas –que se opera desde la embarcación M/V Ocearch– para elevar desde el mar a ejemplares de tiburones adultos.
De esta forma pueden colocarles los rastreadores y estudiarlos.
Lydia estuvo sobre la plataforma durante 15 minutos, suficientes para que los investigadores extrajeran muestras de sangre y le hicieran una ecografía, además de colocarle el dispositivo satelital.
Según Fisher, Lydia es muy saludable y tiene una edad aproximada de poco más de veinte años.
Aunque su trayectoria es impresionante, los tiburones son famosos por sus maratónicas migraciones de miles de kilómetros.
Otra hembra de gran tiburón blanco apodada Niclole viajó desde Sudáfrica hasta Australia ida y vuelta –un circuito de más de 20.000km– en un período de nueve meses entre 2003 y 2004.
El proyecto Ocearch fue creado para reunir información sobre los movimientos, la biología y la salud de los tiburones con fines de conservación y también para educación y seguridad pública.
La iniciativa ya ha colocado rastreadores a cerca de 150 tiburones, de especies como el tiburón blanco, el mako, el tiburón martillo y el tigre.
Y como reporta Paul Rincon, una de las amenazas que penden sobre estos animales fue ilustrada cuando uno de los tiburones rastreados fue aparentemente capturado por pescadores.
La más reciente posición de aquel tiburón, llamado Rizzilient, registrada por el rastreador satelital es en tierra, en la ciudad de Povoa de Varzim, en Portugal.
Millones de tiburones mueren por la pesca accidental o por las capturas dirigidas para obtener sus aletas, que son muy preciadas en partes de Asia para su uso en gastronomía y curas tradicionales.
Tal como destaca su fundador, este proyecto ofrece los datos que recoge de forma abierta y accesible a través de su sitio en internet, donde el público puede seguir las aventuras de la viajera Lydia.