El Gran Cañón ha sido la inspiración para muchos fotógrafos de paisajes, pero un día Rolf Maeder decidió ir con unos amigos a fotografiar un atardecer bello. Al sentirse insatisfecho con las fotos que consiguió, notó una tormenta acercándose desde el este.

Junto con sus amigos que lo acompañaban se emocionaron por el prospecto de conseguir unas buenas fotos de relámpagos.

La tormenta se acercó lo suficiente para conseguir unas excelentes fotos, pero se mantuvo o suficientemente lejos como para que se sintieran a salvo y pudieran disfrutar su toma de fotos.

Puedes visitar su página dónde tiene a la venta una de estas fotos que consiguió, las demás estarán también a la venta en algún futuro próximo, estén atentos si lo quieren.