[sws_blockquote align=”” alignment=”alignleft” cite=”” quotestyles=”style04″] The Big Dream estará disponible hasta el 1 de julio. [/sws_blockquote]
The Big Dream estará disponible hasta el 1 de julio. Fundido a negro. Suenan las primeras notas. Cada canción debe comenzar con una jam de blues. Su intención: crear un blues malévolo, un blues “villano” como lo llama él. David Lynch, de 67 años, presenta su segundo disco titulado The Big Dream. De las doce canciones, once han salido de su cabeza. El disco, que se puede ver como la esperada secuela de su disco anterior —The Clown Town—, estará disponible el 1 de julio.
Si quieren una razón para escucharlo, está la colaboración de Lykke Li, quien aporta su estilo a una canción tipo doo-wop. Otro buen motivo es que el disco se grabó durante meses en su estudio con el ingeniero Dean Hurley; también encargado de arreglos e instrumentaciones. No sé si será fácil encontrar vínculos con sus películas que, desde 1977, con Eraserhead, se destacan por alguno que otro secreto y as escondido bajo la manga. La nota de prensa ya separaba las canciones dotándolas de rasgos psicológicos que distinguen a personajes de su imaginario; nos presentan a la irresistible canción “femme fatale”, el tema “psicópata seductor” o el “excéntrico extravagante”. Y, por cierto, esa doceava canción del disco que no escribió David Lynch, es una versión de Bob Dylan de The Ballad of Hollis Brown. —
Alberto Noriega (corresponsal de Life & Style en Barcelona)