Por desconocimiento o por excesiva precaución, las mujeres tienden a alejarse de estas mascotas cuando están embarazadas por miedo a contraer la toxoplasmosis, una enfermedad que equivocadamente se ha adjudicado a estos felinos.
Cada año, miles de gatos son abandonados por sus dueñas ante el miedo de contraer toxoplasmosis. Esta enfermedad se asocia a un parásito –viven dentro de las células- que puede causar infecciones mortales en el feto o deficiencias severas debido a la debilidad del sistema inmunológico del bebé en pleno desarrollo, e incapaz de contrarrestar el azote de este parásito.
“El riesgo para el embrión solo se da durante el primer trimestre de gestación. Hay que ser conscientes de que si la madre ha contraído la enfermedad inmediatamente antes de quedarse embarazada, también hay riesgo para el feto, puesto que el parásito atraviesa la placenta”, indica el médico cirujano general Carlos Córdoba.
La toxoplasmosis es una zoonosis, es decir, que se transmite desde los animales (principales hospedadores) a los seres humanos. Sin embargo, según el doctor, “los gatos no son la única fuente de infección, ni la más frecuente. El consumo de alimentos, como carne cruda, frutas y verduras contaminadas con heces de animales infectados y que, posteriormente, no se sometan a un proceso de cocción, son las vías más comunes para contraer la toxoplasmosis”.
Cabe resaltar que este parásito no está presente en el organismo de estos animalesper se, únicamente si padecen la enfermedad. “Si el gato es doméstico, es decir, está siempre dentro de la casa, y se le da de comer alimentos cocinados, la probabilidad de que sea portador es mínima, porque no tiene contacto con la enfermedad ni con otros animales contaminados, como pájaros o ratas”, asegura Córdoba.
Otra forma de contagio es a través del contacto con la tierra, donde han podido defecar diferentes animales. Si la persona no tiene el hábito de lavarse las manos con frecuencia, lo más probable es que acabe teniendo contacto oral con el parásito, desarrollando así la enfermedad.
Según Córdoba, en muchos casos, cuando una persona padece toxoplasmosis, apenas aparecen síntomas o estos son leves. “Generalmente no se es consciente de que se padece la infección, de ahí la importancia de un diagnóstico precoz antes de que la mujer quede embarazada y, en caso de que ya esté infectada, seguir un tratamiento prescrito por un médico. De esta forma se puede evitar que el feto tenga secuelas de por vida”, concluye.
En cuanto a la prevención, Córdoba concluye que lo más importante es mantener una higiene personal constante y escrupulosa, especialmente en las manos. Así como mantener los espacios del gato impecables.
Fuente: Fucsia