¿De dónde viene realmente este afán por privar a las personas de algo tan innato como el sexo? A lo largo de la historia, la religión ha conseguido prohibir o demonizar los ‘vicios’ que, supuestamente, corrompen la moral de las personas

La lujuria, la envidia, la codicia, la gula, la pereza, la ira y la soberbia son los siete pecados capitales que podrían resumirse en ”los pecados de la carne”. Ahora se está celebrando Semana Santa en muchas partes del mundo y durante 40 días, uno de los pecados capitales adquiere mayor relevancia: la carne.

Materializada en sexo o en comida, para que se debe huir de este pecado de la lujuria o del deseo excesivo, el ansia por probar otros cuerpos y las ganas de engullir el sexo de las personas. ¿De dónde viene realmente este afán por privar a las personas de algo tan innato como el sexo?

Actos pecaminosos

La sexualidad y la ingesta de carne se han asociado a las tres religiones monoteístas más importantes: Cristianismo, Islam y Judaísmo. Hay quienes afirman que son las propias religiones las que, movidas por un interés sanitario, prohibían el consumo de carne (evitar la propagación enfermedades entre los fieles).

A día de hoy, estas costumbres se han mantenido a nivel cultural. Cada uno es libre de pensar lo que considere, aunque yo creo que ni el sexo ni la carne te condenan a una eternidad entre llamas. Lo que no es justo es que alguien considere pecaminosos actos ajenos solo porque no coinciden con su moral, que debería regir solo su vida y no la de los demás.

(Gonzoo)

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